Mientras los medios nacionales especulaban con la vuelta de Jose Mourinho al banquillo del Real Madrid, ese al que al final regresó Zinedine Zidane, otro Mou (Gastón Mouriño) tomaba la decisión de iniciar lo que acabaría siendo su regreso a casa. El argentino, pivote del MMT Seguros durante las dos últimas campañas, apenas gozaba de minutos de juego en el Atlético Valladolid y su salida del club pucelano era cuestión de tiempo. Una marcha que, al momento de producirse, fue aprovechada por un Balonmano Zamora ávido para negociar el retorno del bonaerense. Una vuelta que despierta ilusión en la parroquia pistacho.

Que Gastón Mouriño apenas entraba en los planes de Pisonero es un hecho. Resulta complicado disputarle el puesto a toda una figura como Serdio y el argentino era consciente de ello. Pero, a la sombra del internacional español, tampoco es que los esfuerzos del argentino se tradujeran en muchos más minutos para lucirse y continuar creciendo deportivamente.

El pivote, sinónimo de éxito y trabajo tanto en Bidasoa Irún como en el Balonmano Zamora, había apostado por Valladolid para continuar su carrera en la Liga Asobal pero, visto lo visto, su futuro se presentaba muy complicado. Contando con un año más de contrato y pese a la ya firmada marcha de Serdio, Pisonero tenía la mente puesta en otras opciones por delante de Mouriño y eso, el jugador, no se lo podía permitir.

Con la intención de buscar equipo cuanto antes para seguir demostrando a Manolo Cadenas que tiene hueco con la albiceleste, Mouriño se vio en la obligación de negociar la rescisión de su contrato y salir de Valladolid. Una necesidad que, en cuanto llegó a oídos del Balonmano Zamora, tardó poco en solventarse.

El MMT Seguros lleva desde verano buscando un jugador que completemente la labor de Abalós, Fernando y Maga en los seis metros. Precisamente porque, al acabar la pasada campaña, Mouriño hacía sus maletas para fichar por el Atlético Valladolid. Un adiós que dejó un hueco imposible de ocupar para los pistacho debido a la inseguridad que ofrecían algunas alternativas y a las pretensiones económicas de otros posibles fichajes (como ocurrió con Claudio Ramos). Resulta paradójico que, meses después, sea el propio Gastón quien ocupe su lugar.

Apenas unas horas después de ponerse en contacto con el agente del argentino, Mouriño decía adiós a Valladolid y se presentaba en Zamora para entrenar a las órdenes de Leo Álvarez. El argentino regresaba a la que fue su casa durante dos temporadas, dos campañas en las que se ganó a la grada con su entrega y coraje.

Desde luego, para él, el MMT Seguros es el lugar perfecto donde volver a recuperar la sonrisa y disfrutar del balonmano soñando con las más altas cotas. Para el equipo, su vuelta supone dar un salto de nivel en una posición en la que se requería un jugador de sus características. Para ambos, y la afición, su regreso supone una gran dosis de ilusión de cara al final de la liga.