El Aquimisa Queso Zamorano, que comienza la liguilla de ascenso a LEB Oro el próximo miércoles 27, deberá pelear, además de contra los seis mejores equipos de la conferencia este, contra un enemigo que no anota, no bloca y tampoco rebotea, pero no por ello es menos implacable y peligroso: el síndrome de la clase turista. Los de Saulo Hernández deberán recorrer trayectos de más de un millar de kilómetros en bus para enfrentarte a los seis rivales con los que deberá pugnar por obtener una plaza en la liga de Oro. Alicante, Murcia y Girona son algunos de los puntos geográficos más alejados a los que el equipo azulón deberá acudir durante este esta segunda fase de la competición.

El autobús del CB Zamora recorrerá un total de 7.180 kilómetros por las tierras españolas durante esta fase de ascenso, la misma distancia que hay entre Madrid y Nueva Delhi (India) si trazáramos una línea recta entre ambas capitales. Y si bien esta comparativa ya da buena cuenta de lo imponente de la distancia, cabe señalar que estos seis desplazamientos superan la suma de las 11 visitas realizadas por los azulones durante la fase regular, cuya cifra asciende a los 6.682 kilómetros. Mientras que la media por partido a domicilio durante la primera parte de la temporada fue de 608 kilómetros (ida y vuelta), ahora la distancia media se duplica y alcanza los 1.200 kilómetros por encuentro fuera de casa.

Por su puesto, si el promedio de kilómetros se duplica, el periodo en carretera sigue la misma línea. Mientras que en la fase regular la plantilla del Aquimisa Queso Zamorano pasó una media de seis horas y 45 minutos en sus desplazamientos para jugar fuera de casa, durante la liguilla de ascenso el CB Zamora perderá más de 13 horas y 18 minutos de media en cada uno de sus seis futuros trayectos. En suma -sin contar los descansos obligatorios y teniendo en cuenta que un autobús no puede superar una velocidad de 90 kilómetros a la hora-, la escuadra local pasó al menos 75 horas viajando durante la temporada regular y sumará más de 80 durante el periodo de ascenso que le espera a partir de la semana que viene.

Afortunadamente, los jugadores del Aquimisa Queso Zamorano tendrán la oportunidad de adaptarse poco a poco a estas nuevas distancias, ya que, como si de un acto deliberado se tratase, los desplazamientos irán de menor a mayor kilometraje. Inaugura esta "vuelta a España" el encuentro a domicilio contra el Isover B. Azuqueca Gudalajara, con un trayecto de ida y vuelta de 602 kilómetros; continúa en la jornada 4 el viaje a Villarobledo, 926 kilómetros; CB Almansa, 1.172 kilómetros; Real Murcia, 1.314 kilómetros; HLA Alicante, 1.358 kilómetros; y Bàsquet Girona, 1.808 kilómetros.

Entre el 30 de marzo y el 6 de abril el conjunto azulón encadenará dos salidas consecutivas, acudiendo a los pabellones del CB Almansa y el Real Murcia Baloncesto. Esta semana será sin duda una prueba de fortaleza física y concentración mental -clave para lograr el sueño del ascenso- para los de Saulo Hernández, puesto que entre ambos desplazamientos sumarán casi 2.500 kilómetros en tan solo siete días (más de un día de viaje por carretera), con el correspondiente desgaste que ello supone.

Sin duda, uno de los puntos de inflexión en la liguilla de ascenso del equipo zamorano será la visita al campo del Girona Bàsquet en la penúltima jornada. Los azulones deberán recorrer más de 900 kilómetros (más de diez horas de viaje en autobús) para enfrentarse a uno de los equipos más duros de la competición y en un momento seguramente decisivo para las aspiraciones de ascenso de los zamoranos. En caso de caer derrotados, los de Saulo Hernández se verían obligados a cubrir otros 900 kilómetros de vuelta con demasiado tiempo para rumiar una decepción.

En cualquier caso, los jugadores del Aquimisa Queso Zamorano deberán sobreponerse ante el increíble número de kilómetros de esta fase de liguilla e intentar lograr el ansiado objetivo del ascenso a LEB Oro, deseo con el que sueñan jugadores y afición.