Heras, a sus 31 años, confía en sus posibilidades porque la preparación ha sido "a conciencia"; sin ir más lejos, en la semana pasada recorrió 130 kilómetros con su OX, una marca japonesa que fabrica una de las mejores sillas del mundo. Su modelo es de segunda mano pero ha tenido la suerte de que parece hecha a medida para él: "Hay que ir todo lo justo que se pueda para no perder velocidad con las vibraciones y holguras. Las ruedas son Corima, que fabrica para los equipos profesionales de ciclismo, y las estrenaré en Sevilla el domingo". Sevilla será el primer paso para que Iván Heras dé el salto a los grandes maratones internacionales. Por el momento ya tiene invitación para Los Angeles gracias a las buenas marcas que realizó el año pasado en otras distancias, y si todo va bien, en junio, correrá otra maratón clásica de sillas en Minesotta: "Espero estar entonces en torno a 1h50. Intentaré este año hacer entre seis y diez maratones".

Su preparación comenzó al comienzo del invierno con el inevitable trabajo de gimnasio para que el cuerpo se vaya habituando al ejercicio: "Hace un par de semana ya llevo un trabajo precompetitivo pensando en Sevilla que es el inició de la temporada. Yo intentaré tener el pico de forma para el Mundial de Duatlón que es a finales de abril, y el 14 de mayo será el campeonato de España. El entrenamiento es muy parecido al de un atleta a pie, con tiradas largas, series? La semana pasada hice seis tiradas de 20 kilómetros. He hecho mucha fuerza en el gimnasio en pretemporada, y las series las empecé hace tres semanas", todo ello con la orientación de su entrenador, el madrileño Javier Fernández Alba.

Reconoce que este año va a dejar un poco de lado el ciclismo porque "no me da la vida para tanto. Hago tres sesiones tres días a la semana y el resto dos. El ciclismo hay que meter mucho volumen, tiradas de cuatro horas. No tengo tiempo en todo el día para tanto. Acabo todos los días agotado y no salgo ni a tomar un vino". Este año el Mundial de duatlón es en Pontevedra y el viaje será barato. "En los maratones, la organización se hace cargo de todo, pero en el duathlon es distinto". De todas formas, tampoco descarta el triathlon porque también nada todos los días unos 2.000 metros, con sus enormes limitaciones que no afectan sólo a las piernas sino también a uno de sus hombros. "El triathlon no es un deporte fácil. Esto es mucho más difícil que antes, ya no solo por la exigencia física de mis limitaciones, sino por todo lo que conlleva. Yo salía en bici y en diez minutos estaba ya rodando. Ahora es muy distinto: baja a la calle, sube a la furgoneta, sube a la bici, llega al punto de salida, prepara todo? Entonces hay veces, cuando encima las cosas no salen, porque esto va por épocas y hay épocas en las que las cosas no salen, vas a una carrera, vas mal, vuelves a casa desanimado y piensas en no volver a mirar la bici".