Rafa Nadal afronta hoy (9:30/Eurosport) un nuevo asalto por el Abierto de Australia, su quinta final en el primer "grande" del año y donde aspira al segundo título y 18º de este calibre en un clásico con Novak Djokovic, ambos relanzados en una carrera que aún parece larga y que apunta al legendario Roger Federer.

Nadal estrenó el curso hace dos semanas en Melbourne, sin rodaje y cuatro meses después de su retirada en Nueva York por culpa de las rodillas. Una vez más, el balear demostró que no pierde el tiempo cuando está fuera de las pistas y, con una operación de tobillo en noviembre, preparó a conciencia su retorno.

Con un año duro por las lesiones aún coleando, con la retirada casi sucesiva en más de una docena de torneos sobre pista dura, Nadal ha despejado la incógnita con pura efervescencia. Todo victorias por la vía rápida, poderoso, dominante y protegido con un saque renovado y sobre todo eficaz. El balear tiene cuentas pendientes que quiere saldar con Australia.

Después de llegar y besar el santo en 2009, Nadal perdió las finales de 2012, la más larga de la historia del "GS" y contra "Nole", de 2014 y la de 2017 en el duelo de renacidos ante Federer. Es el "grande" que más se le resiste al español, donde acumula abandonos y luchas extremas en lo físico. El Nadal de las últimas dos semanas es el de los últimos dos años, haciendo pequeño a cada rival, incluida la sensación Tsitsipas en semifinales.

Djokovic eleva ahora y mucho la exigencia. El serbio, que aspira a un récord de siete conquistas en el Abierto australiano, no ha sido tan espectacular como el español, ni tuvo un inicio de año destacable. Sin embargo, el de Belgrado busca su tercer "grande" seguido en el renacer de 2018 que confirmó en Wimbledon, donde ganó en semifinales al propio Nadal, y después Nueva York. Así, de una tacada, pasó a tutear a Pete Sampras, con 14 "GS". Será pues una final de récord para el ganador que, además, dará un paso adelante en una rivalidad que promete marcar esta temporada del tenis mundial.