La selección española de balonmano se quedó prácticamente sin posibilidades de acceder a las semifinales del Mundial de Alemania y Dinamarca, al caer ayer sábado por 33-30 ante Francia en un choque en el que nunca logró encontrar la forma de contener el juego del equipo galo.

Un problema que no pudieron solucionar ni las sensacionales actuaciones del extremo Ferrán Solé, máximo anotar del partido con once goles, ni las paradas de Arpad Sterbik, que con sus intervenciones hizo soñar con la remontada al equipo español.

España nunca logró dotar a su juego de la solidez necesaria para tumbar al gigante francés. Cuando logró defender, fue la ofensiva la que falló, y cuando se aplicó en ataque, careció de la solidez defensiva necesaria.

"Ante Francia no podemos perder la paciencia en ataque", recalcó una y otra vez el preparador español Jordi Ribera en las horas previas al partido.

Indicaciones que parecieron no surtir efecto, al menos al principio, entre los jugadores españoles, que se empeñaron en buscar antes de tiempo la conexión con el pivote, consiguiendo únicamente encadenar pérdidas de balón.

Con dos partidos por delante, tres aún para Croacia (4) y Alemania (3), España comienza a rebajar el listón de sus objetivos en una cita que reparte también Preolímpico.

España regresa a la acción el lunes contra Brasil a las 18:00, de nuevo en el Lanxess Arena de Colonia.