¿Cuándo fue la última vez que tuviste la oportunidad de pelear por un título? La pregunta la hace Guido Villamil. La respuesta la dan todos tras una pequeña discusión sobre citas importantes en categorías inferiores. Después de medio minuto, unanimidad. Ninguno se había visto en otra como profesional. Todos los componentes del Aquimisa Laboratorios Queso Zamorano se estrenarán en una final este sábado en Alicante. En juego, la Copa LEB Plata; en el retrovisor, un inicio de temporada brillante.

La charla tiene lugar el jueves, en el corazón de la pista del Ángel Nieto. Hay sesión de tiro, sin entrenadores ni consignas, pero antes toca atender a la prensa. Sentados en torno al círculo central, todos coinciden: "La presión es para el Fundación Lucentum". "Nosotros no tendríamos que estar ahí. Son ellos los que tienen la obligación de ganar", explica Xavi Arriaga, consciente de que una de las ventajas de los blanquiazules será precisamente que viajan sin agobios, como tapados.

Así lo verbaliza también Sango Niang, una de las estrellas del equipo, un tipo contenido al charlar ante la prensa y que deja claro que lo que no se negocia es la ambición: "Tampoco queremos ir hasta allí para hacer el ridículo. Queremos demostrar que podemos competir contra los equipos de la otra conferencia".

Al inicio de la temporada, nadie se imaginaba estar ante esta tesitura. Del objetivo único de la permanencia a la cima provisional de la categoría: "La Copa es una buena recompensa", reconoce Javier Beltrán, que se ríe ante la pregunta de si pensaba disputar este partido cuando recibió la llamada de Saulo Hernández para jugar en Zamora.

La Copa también es un regalo para quien lleva varios años en la plantilla, Christopher Iza, que ha percibido "un crecimiento progresivo" en el club y que reivindica el "trabajo de lunes a domingo" de este grupo para ser colíder en la actualidad después de dos años en los que las cosas no marcharon del todo bien.

Además, Iza afronta la final de una forma doblemente especial. El pívot alicantino será el capitán del rival del Fundación Lucentum en un partido decisivo: "Es muy emocionante jugar en mi casa, ante mi familia", subraya el interior del Aquimisa Laboratorios Queso Zamorano.

A su lado, Anthony Libroia reclama menos atención al contexto y más al juego: "Para mí será como otro partido. No voy a pensar si estoy peleando por la Copa", indica. Si alguno de los lectores ha visto jugar al base americano sabrá apreciar que la intensidad de un día normal para él puede estar por encima de la media del resto en las finales.

Más callados, pero atentos a la conversación, Michael Warren y Adam Somogyi escuchan a sus compañeros. El base húngaro pide que "esto sea solo el principio" de un cierre de temporada que dé respuesta a las expectativas generadas hasta ahora. El americano solo espera poder jugar.

¿Y qué opina el nuevo? "Cada uno conoce su rol y eso es importante para tener éxito", reflexiona el recién llegado, Dmitry Utolin, que destaca el valor de dejar a un lado los personalismos: "Nadie juega para hacer sus números y ese tipo de cosas", celebra el alero ruso.

La conversación continúa unos minutos después de la entrevista hasta que alguno se percata de que tienen que ponerse en marcha. Hay una final que ganar en el horizonte. Quizá, dentro de unos años, los miembros de este equipo vuelvan a reunirse para recordar cómo ganaron su primer título como jugadores profesionales.