Más de dos meses después de lesionarse, Pipi ha vuelto a entrenarse con el resto de la plantilla y ayer cerraba una sesión completa de trabajo junto a sus compañeros. El centrocampista, que ya tiene el alta médica (y está a la espera de la competitiva), ha tenido una recuperación complicada de la rotura muscular que sufrió ante el Atlético Astorga a mediados de septiembre, con recaída incluida, pero ahora ya empieza a ver la luz y es que las sensaciones son más que positivas y el rojiblanco aseguraba estar "deseoso por volver a jugar y ayudar a mis compañeros, en cuanto el entrenador lo estime oportuno". La lesión llegó en un momento clave para el jugador del Zamora CF y es que, además de haberse ganado la titularidad, estaba siendo de los más destacado pero la lesión puso freno a su evolución en esta temporada y ahora vuelve a empezar.

Él mismo admitía que su objetivo pasa por demostrar que está preparado para disputar minutos de juego y ganarse la confianza de David Movilla y es que su lesión coincidió con la destitución de Tornadijo y la llegada del vasco al banquillo. Desde la barrera, Pipi ha sido testigo de la evolución del equipo, del que dijo es un grupo "compacto y sólido. Además el vestuario está unido, es como una familia y eso se refleja en el terreno de juego". Del mismo modo insistió en que todavía hay margen de mejora y es que "solo estamos en la jornada 14 y hay mucho que dar".

Respecto al empate en Bembibre (1-1), el futbolista rojiblanco admitió que fue una pena no haber sumado esos dos puntos que hubiesen permitido un triple empate en el liderato con Arandina y Segoviana, pero recordó que "lo importante donde estaremos a mediados de mayo" cuando acabe la temporada regular.

En cuanto al resto de jugadores, no hay constancia de más lesionados, salvo por Sergio García a y Juanan, a los que todavía les quedan por delante varias semanas en el "dique seco". El resto prepara la visita del Cristo Atlético, cuarto clasificado y ante el que quieren desquitarse del tropiezo del pasado sábado.