El MMT Seguros alargó su maldición en casa de un Amenábar Zarautz frente al que volvió a perder en tierras vascas (29-27). Esta vez, fruto de su irregularidad y, también, de la falta de fortuna cuando disfrutaba de sus mejores minutos en pista.

A los zamoranos les faltó solidez y claridad y lo pagaron yendo a remolque durante gran parte del primer tiempo y hasta mediados del segundo periodo, pero cuando todo parecía perdido, el equipo reaccionó y logró meterse de nuevo en la pelea por el resultado. Entonces y con el rival intimidado la luz del pabellón se apagó y el partido estuvo parado diez minutos que terminaron también con la remontada visitante.

Comenzaron los guipuzcoanos algo más entonados el choque defendiendo fuerte con una clásica defensa 6-0 que en los primeros compases puso en aprietos al ataque zamorano. Eso y los goles de un acertado Zubeldia colocaron una primera ventaja reseñable de 3-1, que sin embargo quedó en nada en cuanto la defensa visitante se asentó en pista con un hombre adelantado. Así, la igualdad volvió rápido al marcador, 3-3 en el minuto cinco.

El MMT Seguros defendía mejor, la portería se apuntaba alguna parada y sobre todo, repartía sus goles de forma colectiva (4-4), pero el conjunto vasco pese a atravesar por unos minutos de dudas y cometer varias pérdidas, no aflojaba lo más mínimo atrás y nuevamente logró repetir la renta de dos goles (6-4) para luego mantenerla y finalmente ponerse tres arriba con 9-6 poco antes del cuarto de hora. El MMT Seguros se enredaba en el juego físico del rival y sus ataques fallidos comenzaron a convertirse en contragolpes mortales o lanzamientos a puerta vacía desde campo propio como el que sirvió para el 10-7 poco más tarde.

Pese a los contratiempos, Goenaga y Amilibia eran todo un problema, el MMT Seguros upo apretar los dientes y no perder comba (11-9) pero un nuevo apretón de los blanquiazules forzó a Álvarez a pedir tiempo muerto.

Con 13-9 en el marcador, el entrenador visitante no tuvo más remedio que parar el juego para reorganizar a sus tropas. De vuelta, Jaime inscribió su nombre en el club de los goleadores pero al equipo le faltaba algo de calma en la definición, sólo Guille y Ceballos ofrecían un buen nivel, y sirva de ejemplo que en la siguiente jugada, una buena defensa más robo con contra, no finalizó bien por falta de precisión. Algo que castigó veloz el Amenabar Zarautz colocando el 15-10.

De ahí al descanso el MMT siguió impreciso en ataque pero mejoró mucho sus prestaciones defensivas y por primera en la primera parte su oponente se tiró varios minutos sin poder correr ni marcar (15-12) y ahora era el entrenador local, Hugo Sánchez, el que pedía tiempo muerto. El primer periodo acabó con un gol con el cronómetro a cero y desde los siete metros de Ceballos (16-13).

A la vuelta de los vestuarios en el reinicio del juego, un parcial local de 4-1 en apenas cuatro minutos con Goneaga y Amilibia de nuevo en racha, tensaba el resultado por enésima vez para un Zamora irregular que cometía demasiados errores, ahora otra vez tanto en ataque como en defensa, y se alcanzaba la máxima diferencia con el 20-14. La exclusión de un hombre clave en las filas locales como Josu Atorrasagasti dio un respiro momentáneo a los zamoranos, pero un Ceballos que volvía a ver puerta no conseguía al poco marcar desde los siete metros y eso daba alas al Zarautz que, alentado por su grada, respondió situando un peligroso marcador de 22-15 en el minuto nueve.

El MMT se desangraba y el panorama se ensombrecía, más cuando con 22-16 llegaron las exclusiones casi consecutivas de Adrián y Abalós, que dejaron al equipo seco en la siguiente fase. Pero contra todo pronóstico el Zarautz no sólo no supo aprovecharlo si no que además también se quedó seco en ataque. Entonces el MMT Seguros resurgió gracias a los goles de Ceballos, sin duda el mejor pistacho ayer. El chileno lideró el parcial de 1-6 que permitía soñar a los visitantes con ganar el duelo (24-22, m. 50).

Sánchez pidió tiempo muerto para Zarautz y los locales terminaron con su sequía goleadora aunque ahora se medían a un MMT Seguros mucho más armado, teniendo que sufrir para poder sumar los dos puntos. Una recompensa que obtuvo en parte gracias a la diosa fortuna pues el pabellón se quedó sin luz en el momento clave y, cuando el juego volvió, los zamoranos eran otros. El cuadro de Viriato se desconectó y se quedó con la miel en los labios.