Sara García se convertirá en enero del próximo año en la primera mujer que compite en el Dakar 2019 sin asistencia técnica. Solo podrán recibir ayuda de otro piloto, nunca externa, con elementos básicos como herramientas o tienda de campaña en un baúl de 80 litros de capacidad que la organización lleva de un campamento al otro. Diez días de competición, del 6 al 17 de enero, por el desierto de Perú, consideraba la competición del motor más dura del mundo. Una pequeña "locura" que ella quiere más definir como una confianza brutal en sí misma: "No me ha resultado muy difícil tomar la decisión, es lo que quería hacer y estoy segura de poderlo conseguir, a pesar de no encontrarme todavía en las mejores condiciones".

Aunque, para ello, confesó que su preparación está siendo de lo más meticulosa y exhaustiva, teniendo en cuenta todos los detalles tanto técnicos como físicos: "La clave estará en mantener la cabeza fría, y luego estar muy bien preparada físicamente para los días de competición. Tendremos una muy buena y exigente preparación de aquí a enero, tanto para mejorar en el terreno físico como estudiar la mecánica y todo lo necesario para completar la prueba" afirmó.

Un tema físico, especialmente preocupante cuando en abril se fracturó las dos clavículas en la Mergouza Race, donde supuso un punto de inflexión para García. Las competiciones y la preparación para el Dakar se antojaban difíciles, pero no imposibles. En julio, un segundo puesto conseguido en la Baja Aragón dio por cerrado los fantasmas que decían que no era posible. Peleando con Rosa Romero, y aunque afrontaba la prueba como defensora del título, García pudo finalizar segunda tras dar mucha batalla a Romero y conseguir grandes sensaciones después de su grave lesión, sacando mucha ventaja al resto de sus perseguidoras. Aun así, García asegura que tras el buen segundo puesto en la competición, "me encuentro algo flojilla, no estoy al 100%, todavía me queda mucho, aunque la Baja Aragón me dio mucha confianza y buenas sensaciones", donde con una buena preparación física asegura que "estaré en plenas condiciones para enero, esa es mi idea; tendré que pulir aún algunos puntos débiles, especializarme en temas mecánicos y enfocarlo a la dura carrera".

Una lesión escalofriante durante un tramo de la competición marroquí. Un salto que no pudo controlar; una trampa en forma de duna cortada que salió por orejas e impactó contra el piso, fracturándose ambas clavículas y sufriendo un neumotórax. Unos días después, ya estaba comenzando la rehabilitación para poder volver a la moto cuanto antes. García nunca se rindió, una lesión no pudo romper sus sueños; la decisión de participar en el Dakar, y sin asistencia, estaba tomada: "Será una competición muy dura, evidentemente, se necesita mucha preparación tanto física como teórica, pero sobre todo mental. En algunos tramos de dunas, me tocará ir más lenta, pero también además del cuerpo y tener buenas horas de descanso también hay que cuidar la mecánica". Con el buen resultado de la Baja Aragón, su próximo objetivo para la preparación será Marruecos, en el mes de octubre, con un trazado similar al que se encontrará en Perú.

Su categoría original, la prueba conocida como "Malle Moto", contó el año pasado con 16 competidores, de los cuales solo diez consiguieron llegar a línea de meta. El calor y la arena llevarán al límite tanto a García como a la máquina, inseparable de su Yamaha, aunque explicó las diferencias palpables de esta modalidad tan dura: "La diferencia es el equipo; una vez acabas la etapa, tu misma tienes que ser tu propia mecánica. Arreglar los pequeños desperfectos sufridos, cambiar aceite, revisar su problemas...eso sin duda te quita tiempo de descanso, que claramente es muy importante es este tipo de competiciones, pero nos hemos informado bien de esta categoría y lo afronto de manera muy positiva. El objetivo no es otro que finalizar la prueba, y estoy segura de poderlo conseguir", afirmaba García, que muestra un ejemplo de heroicidad apenas unos meses después de sufrir un duro accidente en una prueba preparatoria para la propia competición peruana. Un ejemplo de superación y garra que tendrá su culmen el próximo enero.