Gran victoria del Zamora, que se hizo con la LXIII edición del Trofeo Villa de Jovellanos tras golear al Gijón Industrial por un gol a cuatro, remontando los de Tornadijo el tanto inicial de los astures. La remontada zamorana llegó en diez minutos de inspiración ofensiva mediado el primer periodo, cuando cayeron tres tantos. Después, ya en el compás final, redondearía Dani Hernández desde el punto de penalti un encuentro donde el gran susto lo dio Saúl, evacuado a un hospital tras un duro golpe cabeza con cabeza donde se temía una posible fractura de nariz. La gran noticia, al final del partido, fue conocer que el jugador había recibido el alta y se trataba únicamente de una pequeña fisura. Un susto grande.

Salieron con fuerza los gijoneses, más adaptados al césped artificial de su campo de Santa Cruz, acercándose con peligro a las inmediaciones de la meta defendida por Iago. Así, tras un aviso de Villa con una gran oportunidad, antes de los diez minutos llegaba el primer tanto de la matinal cuando una buena acción del ataque del Industrial la culminaba Pablo haciendo el primero de la matinal. Villa percutió por la izquierda, la defensa zamorana no despejó bien y Pablo, llegando desde atrás, hacía el primero.

Trató de reaccionar el Zamora, ordenando Carlos Tornadijo a los suyos dar un paso adelante. Pero la mala noticia llegó pocos minutos más tarde, cuando en un choque involuntario con el asturiano Peláez, Saúl sufría un terrible golpe en la cara que obligó a su sustitución e incluso a su evacuación a un centro hospitalario cercano, con posible fractura de los huesos propios de la nariz. Chete entró en su lugar.

Esa acción pareció encorajinar aún más a los roijblancos, y así Coque tenía la primera oportunidad de los rojiblancos, obligando a lucirse a un Vilches que vivió una matinal muy especial ante sus excompañeros. Un Zamora que se adueñaba ya del encuentro, con la posesión y una buena ocupación del campo, presionando bien cuando los astures tenían el esférico y mostrando una evidente superioridad táctica.

Murci, una pesadilla en el "nueve", fijaba a los centrales mientras la movilidad de Coque era otro quebradero de cabeza para los industriales, pero fue David Álvarez quien superó a Vilches con un remate perfecto para restablecer las tablas. Ese tanto fue un mazazo para los de Viti Amaro, que se vinieron abajo y encajaron dos tantos más en apenas ocho minutos.

El Zamora era un ciclón, y Sergio García demostraba que está llamado a ser uno de los elementos clave en el juego de ataque con un golazo, superando a Vilches casi sin ángulo. El gol firmaba la remontada exprés de los rojiblancos, remachada por un nuevo gol de David Álvarez al filo de la media hora de encuentro.

De ahí al descanso, un par de aproximaciones para Murci y para el propio David Álvarez, mientras los locales trataban de reaccionar pero les faltaba tranquilidad para crear algo de juego en la medular. Uno a tres al intermedio y lección de efectividad de los zamoranos.

En el segundo periodo, los numerosos cambios efectuados a partir de la hora de encuentro afectaron a la calidad del juego. Raúl Álvarez ponía una falta al corazón del área para el remate alto y de primeras de Coque, adelantándose a los defensores asturianos, mientras un disparo desviado de Borja era la respuesta más peligrosa del conjunto gijonés. Buen trabajo defensivo de la escuadra visitante, manteniendo el orden y también con las lógicas probaturas después de ir renovando prácticamente todo el once.

Ya en el tiempo añadido y con todo decidido, completamente renovado el equipo zamorano incluyendo al joven Moha bajo palos, Dani Hernández hacía el cuarto gol convirtiendo con tranquilidad un penalti cometido sobre Garban. Engañando al arquero local sellaba la cuarta diana rojiblanca. Y así acababa el encuentro.

Así pues, y a pesar de las bajas, nuevo test satisfactorio de pretemporada para los de Tornadijo.