Líderes por una rodilla y una tarjeta. Y poco más, aunque por lo que se está viendo ya es bastante. El partido de España ante Irán dejó claro que algo no funciona. Amortizado el marrón de tener que sustituir a Lopetegui, a Hierro le toca ahora enfrentarse a otro: empezar a tomar decisiones de las que dan que hablar.

Está muy bien eso del discurso de que la Roja es una familia y tal y tal. Pero cuando en una familia uno de los rapacinos se desmadra hay que poner orden. Y este es el caso, por ejemplo, De Gea. El portero del Manchester no está y sus compañeros de zaga lo notan. Cuatro disparos a puerta -bendito VAR- cuatro goles. No está, y tampoco hay tiempo para esperar por él. Así que Hierro debería ir pensando en cambiar. Tiene una buena oportunidad/disculpa en el partido ante Marruecos, donde con un punto todo estará hecho.

Luego está lo del centro del campo. Iniesta no anda fino y lo de Silva no pinta mucho mejor. Tampoco lo de Busquets. Y sin olvidar los que tienen que jugar por decreto ley. Carvajal ocupó el sitio de Nacho y estuvo muy lejos de mejorar a su compañero. Para la esperanza queda que Diego Costa parece estar en racha, aferrarse a que el partido ante Irán fue el de la tarde tonta -otra así será la última- y confiar en que Hierro encuentre un plan B que funcione.