Dice Carlos Queiroz, seleccionador de Irán, que su equipo "no tiene súperhombres como España". Y tiene razón, a excepción quizás de sí mismo. A sus 65 años, el tercer entrenador más longevo del Mundial, por detrás de Tabarez (Uruguay) y Pékerman (Colombia), ha sobrevivido a dos regímenes, uno de personalismo como lo fue el del Real Madrid de los galácticos; y otro personalista, la dictadura de Alí Jameini, líder supremo de la República Islámica de Irán.

Queiroz se sentará hoy para dirigir a los persas ante España como líder de grupo. Todo un veterano de estas citas -es su cuarta participación, tras dirigir a Sudáfrica en 2002, a Portugal en 2010 y a la propia Irán en Brasil 2014- es consciente de que ser primero puede ser una anécdota: "Para Irán estar aquí es un privilegio, un auténtico honor. Enfrentarnos con España, uno de los más serios candidatos a ganar el Mundial de Rusia, es único",

Ideólogo de la generación anterior a Cristiano Ronaldo, los Luis Figo, Rui Costa y Fernando Couto, con quienes fue campeón del mundo juvenil en 1991, Queiroz jamás se quitará la losa, en España, de haber sido uno de los técnicos más nefastos de la historia del Madrid. En el cénit de la época dorada de Florentino Pérez en su primera etapa, "el ser superior" -como lo identificó Emilio Butragueño en enero de 2005- le dio el banquillo del Bernabéu en detrimento de Vicente del Bosque, que aunque ganó títulos no sabía ni una palabra del nuevo idioma que hablaba el fútbol: el marketing. El portugués, nacido en Mozambique, llegó del Manchester United de la mano del fichaje más mediático de principios de siglo: David Beckham.

Fue el inicio de un estrepitoso fracaso, que terminó con la cabeza de cuatro entrenadores en apenas año y medio y con la dimisión del mismo Florentino Pérez, en febrero de 2006, quien no rehusó dar un diagnóstico que era un secreto a voces: "Maleduqué a mis jugadores".

Con Queiroz, el Madrid perdió la final de Copa contra un Zaragoza con diez y en la prórroga. La Champions, con el Mónaco en cuartos, desperdiciando una renta de dos goles y ajusticiado, cómo no, por un ex, Fernando Morientes. En Liga terminó cuarto con 70 puntos, tras firmar cinco derrotas seguidas, una de las peores rachas de la historia blanca en una competición regular que ganó el Valencia.

Tras salir del Madrid volvió al Manchester. Aguantó hasta 2008 y cogió a Portugal en Sudáfrica, donde llegó a octavos, para caer contra la España de Del Bosque. Metió a Irán en Brasil, para caer en la fase de grupos. Tras dimitir y volver, en enero, coincidiendo con el enfrentamiento contra el poder islámico, quien vetó al centrocampista Masoud por jugar con el Panioninos griego contra el hebreo -Irán considera a Israel "la Palestina ocupada"- Maccabi de Tel Aviv, en la Liga Europa, a principios de año. Ahora, el técnico afronta su penúltimo gran reto: sobrevivir a España para llegar a octavos.