España jugó un buen partido. Tampoco excelso ni mucho menos, pero un buen partido, en el que demostró empaque, trabajo, calidad y hasta gol. Y lo que no demostró fue lo que querían los agoreros. Un mal partido para clavar en Florentino Pérez todas sus dagas por culpa de un asunto que se convirtió en problema cuando Rubiales entró en danza y que minimizaron los jugadores con un partido solvente, en el que merecieron más pese a Cristiano Ronaldo, que el pasado viernes fue Portugal entero y reclamó más espacio en el Olimpo de los dioses futbolísticos.

La selección está bien y De Gea cantó. La gente pide su cabeza, aunque creo que es un error sacarlo de la portería. Es muy buen portero y sólo necesita confianza. Además, si le quitas, ¿pones a Reina? Mala solución. ¿A Kepa? Demasiado inexperto en la alta competición como para fiarle la portería en medio de un Mundial. De Gea recuperará el tono si todos los seleccionadores que hay en España dejamos de gritar y bajamos el volumen. Cosa ésta que sirve en todos los órdenes de la vida, porque así está España, con mucho ruido.

La defensa, bien, aunque hayamos encajado tres goles. Nacho pagó la listeza de Cristiano en el penalti y Piqué hizo una falta en el último minuto en la frontal del área cuando el adversario (claro, Cristiano Ronaldo) estaba de espaldas a la portería. Gerard, parece mentira que a tu edad y con tu experiencia?

El centro del campo, bien. Isco mandando y Koke ordenando. La cruz la puso Iniesta, que, extrañamente, jugó un pésimo partido, pero es don Andrés Iniesta y volverá. Al que veo bajo es a Busquets. Más faltas de las habituales, lo que implica que llega tarde al corte. Parece cansado y será así porque juega sin descanso todos los partidos con el Barcelona y con la selección. Ha llegado a Rusia con el depósito en la reserva. Y arriba Diego Costa se despertó. Alabado sea Dios que ya era hora. Esperemos que la racha siga, porque la selección corría el riesgo de convertirse en el mejor equipo del mundo jugando al fútbol sin porterías, como dijo Maradona en Sudáfrica. Y, la verdad, darle la razón a Maradona en algo me molesta profundamente. Que siga fumando en los estadios y haciendo el ridículo con su vida, pero, por favor, no le demos razones para tener razón.