Si Rubiales busca a alguien que lidie con los egos, que gestione un grupo, la apuesta puede tener sentido. El análisis del Hierro entrenador se limita a la claroscura 16/17, con el Oviedo. El equipo, fuera del play off, condiciona la evaluación. No le dio con su perfil de pacificador. Se le trajo porque se le intuía mano dura. Pero se descubrió como un técnico dialogante; con mano izquierda. Esa, la falta de disciplina militar, fue la mayor crítica que se escuchó sobre Hierro desde el propio club. Se obsesionó con llegar a los futbolistas. Su pasado fue un atajo. Las dudas residen sobre su rol como estratega. En Oviedo, Hierro no terminó su diseño de un equipo competitivo. Su temporada se basó en un cambio constante, de sistemas, de propuesta, de nombres. Defendía que no quería encorsetarse a un dibujo. Quiso que el Oviedo se adaptara. No fue continuo. Temible en el Tartiere, endeble fuera de casa, no entró en la promoción y su andadura se limitó a un solo año.