Vaya por delante que a un club como el Madrid (o el Barça) no se le puede decir que no aunque te quiera para sacar la basura. Y de ahí que Julen Lopetegui haya aceptado el "llamado" de Florentino para sustituir a Zidane tras la espantada del francés, un terremoto en el planeta fútbol cuyo epicentro se ha trasladado a la concentración de la selección española en Rusia a tres días de que la Roja se estrene en un Mundial en el que había puestas muchas esperanzas de que España hiciera un buen papel tras los fiascos de la última Copa del Mundo y Eurocopa.

Parece claro que no era el momento de que el club hiciera oficial el fichaje. Al menos se podría haber esperado al estreno mundialista por mucho que los internacionales del Madrid ya lo supiesen y hubiera miedo a las filtraciones. Ahora la selección pasa a un segundo plano. El agujero negro que tiene sobre su escudo el Madrid, que se traga todo lo que hay a su alrededor, ha llegado para instalarse en el seno de la selección.

Desde ahora cualquier decisión que Lopetegui tome en Rusia será vista en clave merengue y de la rivalidad Barça-Madrid. Sin entrar a analizar qué representante-comisionista rige los destinos profesionales de Lopetegui y si éste es el mismo que el de algunas de sus apuestas más personales en la selección. Y que se vaya preparando el club para las críticas de las hordas antimadridistas no independentistas si la aventura en Rusia acaba en fracaso. La culpa de todo la tendrá el Madrid al haber desestabilizado al combinado nacional.

Además, el pluriempleado Lopetegui tendrá ahora, y hasta que la participación española en el Mundial toque a su fin, que hacer horas extras. Lo que no está claro es cómo lo hará, si por la mañana se pondrá el chándal de la selección para entrenar y luego por la tarde sacará de la funda su Hugo Boss para currar para el Madrid hablando con jugadores, representantes... de cara a diseñar la plantilla de la próxima temporada. ¡Uy!, y a ver cómo gestiona lo de CR7, al que ya se encargaron de recordarle ayer las declaraciones que hizo Lopetegui no hace mucho afirmando que el mejor jugador del mundo es Messi. Y con lo bien tomado que es el portugués...

Lo más triste es que en el fondo de todo esto subyace que hace tiempo -Lopetegui renovó hace un par de semanas- que la palabra firmada en el fútbol no vale ni el folio en el que se estampan los contratos. Y que este país, salvo el paréntesis que supuso el ciclo ganador de Aragonés-Del Bosque con un Mundial y dos Eurocopas, es de clubes y que lo demás da igual. Y a todas estas, mañana partido contra Portugal. Lo importante acabará siendo si Lopetegui y CR7 se saludan, se abrazan o se besan en la boca. Lo demás, incluso el resultado, secundario. ¡Qué pena!