Final de la segunda parte del cuento. El MMT Seguros jugará la próxima temporada en División de Honor Plata tras perder ante el Granollers (25-31) en el Ángel Nieto.

Fue un cierre muy digno para otra aventura brillante, la del equipo que llegó a la élite una vez más con el mismo bloque de la "B" y que elevó el nivel para codearse con los mejores hasta que le llegaron las fuerzas. Ni un reproche para los "Guerreros de Viriato". No al menos de parte de su gente que, como en el año 2015, se puso de pie para despedir a un conjunto zamorano con mayúsculas y que paseó de nuevo el nombre de la tierra con orgullo por las mejores pistas del país.

Esa ovación interminable fue además el reconocimiento a una jornada final con tintes de "dèjá vu", de nuevo ante el Granollers y con Bombom bajo palos como aquel día de infausto recuerdo en Guadalajara. El MMT Seguros soñó con ganar, creyó que podía ganar y, en algunas fases, hizo creer que podía ganar. Faltaron las fuerzas y sobró equipo en frente. El Granollers terminó exhibiendo la superioridad que se le presuponía.

En los primeros veinte minutos, todo fluyó. Sin Calle, aquejado de sus problemas de rodilla, Luis Posado se situó bajo palos para ser protagonista de un arranque diésel que, sin embargo, fue suficiente para desarbolar a la defensa de Granollers.

El acierto que faltó otras veces llegó ayer de la mano de Octavio, que fue el faro que acostumbra a guiar al MMT Seguros, y también de hombres como Mouriño y Ceballos, dispuestos a vender muy cara la piel de un equipo acostumbrado a pelear por imposibles.

El resultado de todo ello fue un ataque impecable que puso contra las cuerdas a uno de los mejores equipos del país (13-9). Y eso que la defensa tampoco fue la de los mejores días, condicionada también por el peligro de un rival que, casi sin movimiento, genera peligro. Es lo que tienen el tamaño y el talento. La batalla era contra gigantes.

De hecho, el bajón del rendimiento ofensivo de los pistacho al final del primer tiempo desembocó en el regreso de la igualdad. Los catalanes castigaron los errores de los zamoranos al contragolpe y en circulaciones hacia el extremo. El MMT Seguros resistió como pudo para seguir más que vivo al descanso (14-14).

El desaliento llegó a la vuelta del vestuario. La exclusión casi de salida de Marc facilitó la labor de un Granollers más intenso que puso, por primera vez, tierra de por medio (16-19) y obligó a Eduardo García Valiente a solicitar tiempo muerto.

De nuevo en la pista, el técnico charro arriesgó colocando bajo palos a Carlos Calle, que salió para intentar formar parte del milagro. Sin embargo, la ausencia de rotaciones y la subida del nivel del rival penalizaron muchísimo a un MMT Seguros incapaz de levantar el partido. No fue por falta de arrojo. La primera línea de siempre - Octavio, Jortos y Guille - siguió percutiendo sobre la meta de Bombom y la zaga apretó para seguir persiguiendo el sueño a remolque.

Pocas cosas se le pueden achacar a un grupo que continúo creyendo mientras hubo vida.

Y la vida duró hasta la reacción de los catalanes cuando el MMT Seguros se puso a solo tres goles de distancia (21-24). En un abrir y cerrar de ojos, el Granollers asestó tres zarpazos mortales y el encuentro y las opciones se terminaron. Fue entonces, cuando el descenso ya era un hecho impepinable, cuando las mil personas que acudieron un martes por la tarde al Ángel Nieto se pusieron en pie.

El orgullo pasó por encima de la tristeza. El camino seguirá un peldaño más abajo, pero continuará.

Y para el recuerdo, otro año inolvidable en la máxima categoría de la Asobal.