Jaime Rosón dio otro salto en la general del Tour de Romandía tras terminar octavo en la etapa reina de la carrera, que concluyó en Sion tras el decisivo paso por el puerto de Les Collons a 27 kilómetros de meta. El zamorano se agarró al grupo que coronó inmediatamente por detrás de los favoritos y entró con fuerzas en meta para esprintar y lograr una posición muy meritoria en la jornada más compleja de la semana. El escalador del Movistar, el hombre más destacado de su equipo ayer, es decimoctavo en la general, a algo más de cuatro minutos de Primoz Roglic, que aguantó las embestidas del joven Egan Bernal y conservó el amarillo un día más.

La carrera se seleccionó en el último puerto de la jornada tras un arranque durísimo en el que se formó la escapada del día, con De Gendt, Mikel Nieve o Amador, compañero de Rosón, entre otros. La aventura duró lo que tardó Bernal en desatar las hostilidades, en busca del maillot amarillo de Roglic. El esloveno resistió y, a cuentagotas, el resto de favoritos fue entrando en cabeza.

Por su parte, Rosón, que había ido tapado durante toda la etapa, se agarró a un segundo grupo de cinco unidades, que siguió de cerca a los diez hombres de cabeza hasta conectar con ellos a falta de un par de kilómetros para coronar.

Sin embargo, un nuevo arreón de Bernal seleccionó la carrera por delante, con Roglic, Rui Costa, Porte y Jakob Fuglsang, que aprovechó la vigilancia de los favoritos en la bajada posterior para marcharse en solitario hacia un cómodo triunfo de etapa.

Por detrás, el grupo de Rosón ya no pudo engancharse a la lucha por la victoria y se relajó, una circunstancia que aprovechó otro bloque de unos veinte corredores para conectar con ellos y acabar la etapa juntos. El zamorano, eso sí, apretó los dientes para asegurar su puesto de honor en la etapa. El Tour de Romandía acaba hoy con una jornada más bien llana.