Supongo que el fútbol es como la Coca-Cola según Andy Warhol. El artista pop estadounidense decía que, cuando vemos un anuncio de Coca-Cola, sabemos que el Presidente bebe Coca-Cola, que Liz Taylor bebe Coca-Cola y que nosotros también podemos beber Coca-Cola. Una Coca-Cola es una Coca-Cola, y ningún dinero del mundo puede hacer que encontremos una Coca-Cola mejor que la que está bebiéndose el mendigo de la esquina. La imagen de Ronaldo marcando un fantástico gol de chilena a la Juve o la imagen de Messi marcando un extraordinario gol de falta al Leganés son las mismas para el Presidente, para una actriz de Hollywood y para nosotros, y no hay forma de encontrar una imagen mejor de Ronaldo volando en el área de la Juve o de Messi clavando el balón en la portería de Cuéllar que la que tiene un paseante aburrido que mira la tele a través del cristal de un bar. Warhol realizó serigrafías de Marilyn Monroe, de Mao Zedong y de Elvis Presley, y estoy seguro de que hoy serigrafiaría a Ronaldo y a Messi porque Messi y Ronaldo, como los automóviles Mercedes Benz o los vaqueros Levi´s, son una marca y los dos futbolistas (o quienes lleven sus negocios) entenderían que un artista como Warhol modificaría su valor hasta convertirlos en objeto de culto. Con una precisión. Ronaldo y Messi han alcanzado tal nivel que no necesitarían a Andy Warhol, de modo que Messi y Ronaldo no pagarían a Warhol para que hiciera serigrafías con su imagen, sino que Warhol tendría que pagar a Ronaldo y Messi para poder utilizarlos en sus obras.

Ronaldo y Messi son los nuevos Andy Warhol que convierten en objeto de culto todo lo que tocan. Las chilenas de Ronaldo y las faltas de Messi son las mismas tanto para un madridista o un culé como para un presidente, una actriz famosa o un paseante aburrido, pero la chilena no es la misma desde que Ronaldo marcó un gol de chilena a la Juve y las faltas directas ya no son las mismas desde que Messi ha decidido lanzarlas con un porcentaje de éxito escalofriante. Los elogios a Ronaldo tras su chilena en Turín y los elogios a Messi después de cada libre directo convertido en gol son tan desproporcionados que han elevado a los altares de la alta cultura futbolística a dos aspectos, con perdón, futbolísticamente menores. Todo lo que hacen Messi y Ronaldo se convierte en objeto de culto. Todo. Y lo siento por los futbolistas que nunca serán Andy Warhol como, por ejemplo, Busquets, a quien el Barça echó de menos (como siempre) ante el Leganés. Sería necesario que Ronaldo o Messi jugaran un partido como Busquets para que el juego de Busquets fuera reconocido, pero? ¿Saben lo que creo? Que Ronaldo marca goles de chilena y Messi mete goles de falta, pero ninguno podrá ser jamás como Busquets.