El domingo, tras perder sin casi ofrecer resistencia ante la Arandina, el entrenador del Zamora CF, Carlos Tornadijo, tiró la toalla: "Hay que terminar la liga con buena sensación y preparar la que viene". Los números mandan y el técnico burgalés lo tiene claro: el play off es imposible. El equipo y la afición también son conscientes de ello. No solo por la diferencia de puntos, abismal a estas alturas del campeonato, sino también por la actitud y el juego de un conjunto rojiblanco que vive su peor momento a nivel numérico desde los años 80.

Si se tienen en cuenta las temporadas que el equipo ha pasado en Tercera División, hay que remontarse a la campaña 1988-89 para encontrar a un Zamora CF peor en la jornada 27. En aquel entonces, las victorias valían dos puntos, pero si se equipara a la forma actual de contabilizar las victorias de tres en tres, el cuadro rojiblanco de aquella campaña habría sumado 37 puntos en este tramo de competición. Aquel año, acabó octavo. En esta ocasión, los zamoranos llevan un camino similar, lejos del play off, en tierra de nadie y sin saber muy bien el motivo de su bajo rendimiento.

Lo que está claro es que la llegada de Carlos Tornadijo y su equipo no ha servido para mejorar en exceso las prestaciones del Zamora CF. Miguel Losada sumó 22 puntos en las 16 primeras jornadas, mientras que el burgalés ha logrado 17 en las 11 siguientes, un botín algo mayor, pero insuficiente para justificar el cambio. Además, el conjunto rojiblanco ha firmado un mes de febrero pésimo, con dos derrotas, dos empates y un gol a favor, la falta de Carlos Ramosque el portero del Sporting Uxama prácticamente se metió en su propia portería. Desde aquel tanto, los zamoranos acumulan 350 minutos sin ver portería.

Precisamente, el fichaje de Carlos Ramos ha sido una de las tres incorporaciones del mercado invernal, junto a Yon y Zazas. En este periodo, tan solo Ludgero Aires causó baja en el equipo. Esta situación, evidentemente, ha provocado un aumento en el gasto dedicado a la plantilla, una inversión que ahora se antoja innecesaria ante la ausencia de objetivos competitivos para los rojiblancos. Las maltrechas arcas del club no necesitan costes superfluos a estas alturas.

Por otro lado, en cuanto al rendimiento individual, varios jugadores se encuentran por debajo de sus cifras en temporadas anteriores. El caso paradigmático es el de Iñaki Eguileor, que suma dos goles en lo que va de temporada por los trece que anotó en la campaña anterior. El delantero está disfrutando de menos oportunidades este año y ha llegado a quedarse fuera de la convocatoria con Tornadijo. El técnico burgalés ha optado por jugar sin delantero o por poner a un Rafa Silveira que, si bien acumula siete dianas, tampoco está dando el nivel esperado. Cualquier parecido entre lo que se vendió del brasileño y la realidad es pura coincidencia.

En un caso similar al de Iñaki se encuentra César Simón, que metió once goles con el Villamuriel el año pasado y que ahora lleva cuatro, relegado a la banda o al banquillo. Ayer, con el marcador en contra, Tornadijo prefirió a Aleixo. El atacante rojiblanco ha marcado cuatro tantos, la mitad que el máximo artillero, un Dani Hernández que tampoco ha podido marcar diferencias en la mayor parte de los partidos.

En cuanto al resto de las incorporaciones para esta campaña, el también zamorano Javi Rodríguez padece entre las lesiones y la indefinición y apenas ha aportado en lo que va de temporada, Encinar ha ido de más a menos y Javi Bueno se ha visto relegado al ostracismo con Tornadijo. El joven centrocampista fue decisivo en el Cristo Atlético que se coló en el play off, pero en Zamora apenas ha exhibido el nivel que sí han alcanzado Levas o Charly, de los que se salvan de la quema junto a Berlana, Fer, Adrián o incluso Sopale, voluntarioso y de los más finos en este mes para olvidar.

De este modo, un equipo confeccionado para jugar el play off, con refuerzos que llegaron a base de pescar en el encomiable proyecto del Cristo Atlético, de aprovechar a las figuras del Villamuriel, de la Cebrereña o del Ávila, de recuperar a varios exiliados o de tratar de sacar perlas del mercado extranjero ha acabado dando por concluida la temporada en febrero, con los socios cada vez más hastiados y con tres meses muy largos por delante.

Lo único bueno para el cuerpo técnico y la directiva del Zamora CF es que queda tiempo para planificar lo que viene y para tratar de dar, por fin, un golpe de timón en un barco a la deriva que amenaza con hundirse sin que demasiada gente acabe lamentándolo.