Neymar se va de fiesta, Messi juega con su perro y es fanático de la consola (como James, Pepe y tantos otros), Ronaldo mantiene a raya sus abdominales, Joaquín hace bromas, Piqué juega al póker, Jesé canta reggaeton, Beckham siempre es Beckham, a Griezmann le chifla la NBA... Ibrahimovic y la caza, Cavani y la pesca, Iniesta y el vino, Drogba y las motos, Keylor Navas y Dios, Sergio Ramos y los caballos (y la moda), David Luiz y las cometas... No, no hay muchos grandes futbolistas catedráticos de física, ni ingenieros industriales, ni poetas, ni médicos, ni profesores de literatura francesa. Sin embargo, seguro que hay muchos catedráticos de física, ingenieros, poetas, médicos y profesores que juegan al fútbol o, al menos, les gusta el fútbol. Estoy harto de escuchar, como si fuera un gran argumento, que Messi, Ronaldo y compañía no tienen títulos académicos ni enormes conocimientos de ciencia, ingeniería o literatura, y que sólo juegan al fútbol. Bien. Mi electricista no sabe nada de Platón, mi frutera no puede citar a ningún físico que no sea Einstein, el dueño de mi bar favorito sólo ha leído dos libros en su vida (y los dos son biografías de futbolistas), mi kiosquera no sabe latín, la pescadera que siempre me aconseja con cariño y sabiduría acerca de qué pescado comprar no sabe hacer integrales ni derivadas, el presidente de mi comunidad de vecinos odia la poesía y mi padre, el tipo que más cosas sabe hacer con las manos, no sabe dónde está el hígado. Pero sería absurdo mirar por encima del hombro a un electricista por no saber nada de Platón o reírse a escondidas de mi pescadera porque no sabe latín. Messi juega al fútbol y mi pescadera prepara maravillosamente el pescado. Escuché hace poco en el autobús a un ciudadano despreciar a Messi porque, según él, le "regalaron la ESO", y su compañero de asiento apostilló, con infinito desprecio, que en realidad Messi "ni siquiera acabó la ESO". Es habitual, en los círculos antifutboleros, reírse de Messi y de muchos otros futbolistas porque sólo saben "dar patadas a un balón". Es curioso que esas críticas sólo se dirijan a los futbolistas (famosos), pero nunca a los electricistas, pescaderos o presidentes de las comunidades de vecinos. Es posible que la causa sea que Messi es millonario, y la pescadera de nuestro barrio, por desgracia, no. Si los electricistas, pescaderos, kiosqueros o presidentes de comunidades de vecinos tuvieran tanto dinero como Messi, entonces se les criticaría en el autobús o en la cola del pan como ahora se critica a Messi o Ronaldo. ¡Bah! Ese tipo sólo arregla enchufes, limpia pescados, vende periódicos o pide presupuestos para arreglar el tejado. Puaj. No digo que un futbolista rico y famoso como Messi tenga que huir del estudio, de la lectura y de las inquietudes artísticas como Arbeloa huye de la prudencia cada vez que escribe algo en las redes sociales.

Sólo digo que Sherlock Holmes no sabía nada de literatura, ni de filosofía, ni de astronomía, cierto, pero Holmes era un gran detective, un experto boxeador, un profundo conocedor de las secciones de crímenes y sucesos, un violinista decente y, además, escribió un fascinante "Manual práctico del apicultor" y un estudio sobre las diferencias entre las cenizas de varios tipos de tabaco. Cuando le reprochaban su desconocimiento del sistema solar, Holmes se defendía diciendo: "¡Y qué diablos supone para mí!". A lo peor Messi no sabe que la Tierra gira alrededor del Sol, pero sólo vale despreciar a Messi por ignorar ese hecho si somos lo bastante valientes como para reírnos de Sherlock Holmes no sólo porque tampoco sabía nada de heliocentrismo sino porque estaba convencido de que saberlo no le servía de nada en su trabajo.

Nadie criticaría a mi pescadera si jugara al fútbol después de salir del trabajo, pero todos la despellejarían en la cola del pan si fuera millonaria y decidiera emplear su tiempo libre jugando al fútbol en vez de matricularse en la carrera de Física. Me gustaría, y lo digo sinceramente, que Messi no ganara más dinero que mi pescadera por hacer lo que hace. También me gustaría que Messi leyera a Homero y que el pie izquierdo de mi pescadera fuera mágico. Pero a Dios pongo por testigo de que no volveré a escuchar en el autobús una crítica a Messi por no tener la ESO sin levantarme de mi asiento y gritar "¡Viva Sherlock Holmes!