"Son un equipo muy normalito, con Octavio y poco más", se oyó en los vestuarios del Ángel Nieto cuando la prensa valencianista conectaba con los miembros de su equipo para captar las impresiones del 23-23 firmado ayer entre el MMT Seguros y el Puerto Sagunto. Una sentencia que bien se podría utilizar para definir la impresión dejada ayer por los visitantes en Zamora donde, Boisedu aparte, nadie demostró tener algo más de calidad que cualquiera de los jugadores locales.

La contienda, marcada por ambos equipos como trascendental para sus opciones de salvación en la Liga Asobal no defraudó en lo más mínimo. Con una primera parte dominada por los de Sergio Berrios, en virtud a su superior envergadura y el acierto desde los siete metros de su estrella; y una segunda con los "Guerreros de Viriato" como protagonistas. Sí, guiados por Octavio, pero con muchos más argumentos para frenar y superar a un rival que tuvo siempre todo a su favor -y todo, es todo-.

No habían transcurrido dos minutos cuando en la pista quedaba reflejo del valor de los dos puntos en la tarde de ayer. Pases apurados, defensas al límite y errores, muchos errores, que impedían romper el 0-0. Los nervios a flor de piel esperando a que se entonaran los contendientes y empezara la verdadera lucha.

Fue Octavio quien abrió el capítulo goleador en unos primeros compases en los que, pese a no defender con nada de tino, el MMT Seguros veía puerta. Siempre con lanzamientos en apoyo en ataques amasados, como el 1-2 de Anderson Silva.

Pese a esas buenas acciones, era Puerto Sagunto quien tomaba las riendas del duelo. Defendiendo en el límite del reglamento y aferrado al cañón que tiene Boisedu, que anotó los tres primeros goles desde los siete metros. Una circunstancia que fue simple preámbulo del arbitraje sufrido ayer por los más de mil espectadores que se congregaron en el Ángel Nieto (2-3). Y es que, los dos colegiados, tuvieron un criterio claramente dispar a la hora de tratar a los dos conjuntos.

Verse por detrás hizo mella en un MMT Seguros que encontró en Silva la forma de solventar su sequía y que veía como le era imposible jugar con su pivote, cuya camiseta bien pudo irse de souvenir a tierras valencianas. Pero, más allá de los problemas para ver puerta, la losa era que Puerto Sagunto se vino arriba y anotaba con cierta facilidad. Por ello, y con 4-7 en el marcador, a García Valiente no le quedó más remedio que parar el partido.

Salió del receso cargado de energía el cuadro local pero, ayer, tuvo la negra en el lanzamiento. El poste rechazó varios de sus intentos por recortar una distancia que parecía insalvable hasta que Calle, con una gran parada, puso en marcha un contragolpe para que Fafa hiciera el 5-8 en el minuto 17. Un tanto que fue el punto de inflexión de la contienda.

El equipo hundido, vio como la grada por fín se dejó de remilgos y alentaba sin descanso. Su apoyo, siempre decisivo, hizo sacar fuerzas de flaqueza a un MMT Seguros en el que la entrada de Jortos y Adrián Prieto a pista dotó de mayor entereza.

Octavio siguió peleado con el marco rival pero los zamoranos estaban inspirados y un gol de pura raza de Jortos dejaba la contienda en un gol de diferencia. El cuadro de Viriato tomaba el pulso al partido con la primera exclusión visitante y, pese a que la madera siguió interponiéndose, la contienda permanecía igualada.

Parecía que en cualquier momento se confirmaría la remontada pero, en una acción discutible, Abalós era excluido y Puerto Sagunto tomaba aire sobre la pista. Más aún cuando, en la última jugada de la primera parte, un contragolpe sin oposición permitía a los visitantes irse al vestuario con tres goles de renta a su favor y dejar "tocados" a los pistacho (10-13).

El MMT Seguros estaba obligado a jugar a su más alto nivel tras el descanso si quería ganar. Y así lo hizo, olvidándose de sus típicas dudas cuando arranca la reanudación. Más serio que nunca, concentrado y sin cometer demasiados errores, plantó cara a su rival hasta que fue superior en todos los sentidos.

Ceballos y Octavio armaron la remontada con dos goles, pudiendo el chileno empatar con un gran tanto anulado antes de que el leonés -al que le robaron un gol clarísimo también en esos minutos, terminara por empatar. Eso sí, con jugada polémica de por medio. Un intento de fly que acabó en siete metros para los visitantes y exclusión de Sebas cuando, en realidad, el atacante había pisado sin recibir contacto y Calle había detenido el esférico.

La decisión arbitral terminó de enfurecer a un público harto de ver como cada pase al pivote de los valencianos estaba condenado a ser gol o siete metros -acompañado de exclusión, a veces- mientras que en área rival se defendía dentro de los seis metros con asiduidad y se golpeaba en el cuello en cada penetración local. Los ánimos se caldearon y solo el MMT Seguros puso criterio, a base de buen juego, logrando por fín dar caza en el marcador a su adversario (18-18, m. 43) y poniéndose por delante con un gran gol de Adrián instantes después.

A partir de entonces, ni locales ni visitantes atacaron con acierto. Si bien el MMT Seguros hacía circular el balón con calidad y se enfrentaba sin miedo al agresivo muro visitante, Puerto Sagunto encontraba en los siete metros lanzados por Boisedu y las exclusiones locales su método para sobrevivir a la debacle.

La contienda transcurrió entonces igualada, con alternancias en el marcador y opciones para los dos conjuntos. Zmac se jugó la roja directa, perdonada por los colegiados -que siguieron sin mostrar equidad en sus decisiones- y el MMT Seguros tiró de su orgullo y casta para buscar la heroica en los últimos minutos con 21-22 en contra. Un arrebato en el que, acompañado de su hinchada, encontró premio pese a jugar con uno menos por exclusión de Jortos.

Un ejemplo entrega, talento y amor por unos colores que, incluso, pudo acabar en victoria de no ser porque el último lanzamiento -que debió ser siete metros- acabó de nuevo estrellándose en el palo (23-23). Empate y final injusto para un MMT Seguros que, sin fichajes, sin dinero y sin padrino, sigue empeñado en demostrar que de normal no tiene nada. Más bien, todo lo contrario.