Es jueves y llueve con fuerza en Morales del Vino. En pleno centro de la localidad, en la parte baja de uno de los locales municipales, se encuentra un pequeño gimnasio que es el hogar del club de judo del pueblo. Son las seis y media de la tarde, la hora de los más pequeños, que atienden las explicaciones de su entrenador y dan volteretas como si fueran de goma. Desde un lateral, Raquel J. Sarmiento observa la escena. El habitáculo permite poca privacidad, por lo que la joven, de quince años, se ve obligada a coger el micrófono ante la mirada curiosa de todos los niños.

El motivo del encuentro no es otro que analizar el crecimiento deportivo de una joven estudiante de cuarto de la ESO, que a sus quince años se maneja ya en las primeras posiciones del ranking nacional en categoría cadete y junior. En su peso de -44 kg, Raquel J. Sarmiento domina como lo hiciera en infantil, a pesar de ser aún una niña comparada con algunas de sus competidoras, que son uno, dos y hasta tres años mayores.

Actualmente, la judoka del club moralino, es la sexta del ranking nacional cadete y cada vez exhibe una fortaleza física y mental mayor. Todo desde que, a los tres años, decidiera abandonar el primer sueño deportivo para optar por el arte marcial: "Empecé a hacer gimnasia rítmica, pero duré muy poco. Pronto probé el judo y, desde entonces, lo siento como una forma de vida", explica Raquel, ante la atenta mirada de su hermana Ainhoa, que la acompaña.

Desde las primeras competiciones hasta ahora, todo ha sido crecimiento para una joven que empezó a cogerle el gusto a "salir y conocer gente nueva" y que ahora apuesta por seguir ganando y se machaca en el gimnasio para conseguirlo: "Cada vez me cuesta menos dar el peso y, poco a poco, voy cogiendo más fuerza", señala la judoka moralina.

Para muestra, lo que sucede a continuación. En la escena aparece Eva Revuelta, otra de las figuras de un club que trabaja la base para recoger los frutos que acaban llegando en forma de medalla. El combate de exhibición pone en pie a los niños y deja patente la técnica de Raquel: "Aún pierdo a veces, pero ya menos", concluye. Dos días después se colgó un bronce en Salamanca. Perdió un combate. Y bajando.