Ludgero Aires (1989) y Rafa Silveira (1990) son una extraña pareja unida por el fútbol y por el idioma, el portugués. El delantero centro y el defensa central llegaron en verano al Zamora CF tras una dilatada experiencia que les había llevado previamente a sitios como Angola, Vietnam o Chipre. En el país asiático, el ariete brasileño pagó el peaje de ser extranjero: "Iban a lesionarme porque pensaban que iba a por su dinero", explica el atacante rojiblanco. Mejor le fue a su colega en África: "Angola es el país de mis padres y tuve una experiencia muy enriquecedora a nivel personal, dentro de un país muy pobre".

A pesar de esa circunstancia, Aires aprovechó su estancia en la tierra de sus antepasados para arreglar su situación económica en un contexto más boyante que el actual en Angola. Lo mismo le sucedió a Silveira en Vietnam. El brasileño llegó allí con 19 años y tras pasar una etapa como canterano del Corinthians, uno de los grandes clubes de su país: "Me valió la pena a nivel financiero. Gané lo que un chico de esa edad ni piensa", reconoce el ariete.

Ahora, la situación del fútbol y de sus propias carreras deportivas es diferente: "Es difícil", apunta Aires, que subraya los "esfuerzos" que hay que realizar: "El porcentaje de jugadores que viven de esto es mínimo. Pero yo mantengo mi sueño. No he desistido", aclara Silveira, que pasó por varios equipos de Portugal tras su etapa en Vietnam. También en el país luso ha pasado la mayor parte de su carrera Aires, un lisboeta que aterrizó en un Zamora CF que ambicionaba el play off y que, tras quince jornadas es duodécimo. ¿Por qué?

La pregunta es compleja, pero ninguno la evita: "Tienen que cambiar muchas cosas. Primero, la mentalidad. Hay que ser un equipo ganador, que sale al campo y ya sabe lo que tiene que hacer", analiza Aires. "Estamos entrenando y tenemos cualidades, pero vamos a los estadios y, a veces, ves que el ánimo de ellos es mayor. Al menos, hay que igualar su entusiasmo y así será difícil que alguien nos pueda ganar", añade Silveira.

El mensaje es claro y el diagnóstico que ambos hacen también. Además, los dos parecen tener bastante claro el tipo de club al que han venido: "Este es un equipo conocido y que ha estado muchos años en Segunda B. Tiene que luchar por los primeros puestos", remarca Rafa Silveira, que entiende también que, si la plantilla es capaz de derrotar a los equipos de la zona alta, debe "pasar por encima" de los de abajo.

De cara a lograr esa regularidad, Aires identifica un problema: "Yo tengo 28 años y Rafa, 27. Pero aquí hay muchos jóvenes y es complicado. Si miras los equipos que están del cuarto para arriba, todos son más experimentados. Eso cuenta mucho", asegura el central portugués, que cuenta con el apoyo de Silveira en ese argumento, aunque el delantero brasileño, que suma cuatro goles este curso, matiza sus palabras: "Tenemos jugadores muy buenos para esta categoría, que ya lo demostraron y que destacaban en otros equipos" recuerda.

Ya en el plano personal, Aires señala que "el que juega falla" y abunda en que "la confianza es importante". En su caso, Silveira, que ha contado con menos oportunidades, hace autocrítica: "Todo el mundo necesita una secuencia de partidos. Quizá podría haber marcado más goles, pero solo me queda trabajar y trabajar para ganarme los minutos", concluye. Precisamente tiempo es lo que no le queda a un equipo que necesita sumar ya de tres en tres si no quiere perder el tren del play off antes de lo previsto inicialmente.