Marina Lizarazu y Celia García aparecen el miércoles en el Ángel Nieto con el gesto relajado. Es semana de derbi, de mayor atención y de un reto deportivo de altura. El Quesos El Pastor nunca ha ganado al Perfumerías Avenida en un partido de Liga Femenina. ¿Se podrá esta vez o es complicado pensarlo? "Complicado es, pero nosotras vamos con la intención de darlo todo", advierte la base. "Siempre hay ganas de jugar estos partidos contra las mejores", añade su compañera, difícil de catalogar desde un puesto, la chica para todo de Lucas Fernández.

El partido ante el Perfumerías Avenida será el domingo y llegará después de una semana de parón. Hasta ese impás, las azulonas solo han pinchado una vez. El Universitario de Ferrol humanizó al cuadro de Miguel Ángel Ortega, el transatlántico nacional y uno de los poderosos de Europa: "Habrá que competir hasta donde se pueda y, si no ganamos, al menos salir reforzadas del partido", señala Lizarazu, la única mujer de la plantilla que sabe lo que es ganar a las salmantinas en el Ángel Nieto. Fue en la final de la Copa de la Reina 2013, en su último año en Rivas.

Su salida del conjunto madrileño le permitió vivir una experiencia en Estados Unidos que cada vez es más común entre los talentos del baloncesto español: "Te cambia y te ayuda a saber cómo buscarte la vida tú sola", subraya Lizarazu, una base con un juego vistoso y un talento que empieza a plasmarse en un gran rendimiento en la élite. Lucas Fernández solo la sienta para que recupere el resuello. El resto del tiempo, el volante del equipo es suyo.

Como es evidente, la jugadora de Torrejón de Ardoz maduró durante sus cuatro años en Nueva York y, ahora que ha cambiado la Estatua de la Libertad por la de Viriato, el presente le augura un futuro muy prometedor en el baloncesto europeo. Quizá también en la psicología, la formación universitaria que escogió en Estados Unidos y que le hace tener una cosa más en común con Celia García.

Sí, la jugadora vallisoletana también eligió psicología, en este caso en San Antonio, y también vivió la experiencia universitaria americana durante cuatro años: "Te permite compaginar los estudios con el baloncesto de un modo que no es posible en España", reflexiona Celia García, que poco a poco comienza a hacerse un nombre en el baloncesto, emancipada ya del que le corresponde por ascendencia familiar. Su padre, Paco García, es un entrenador mítico, que ahora lucha por devolver a Valladolid a la élite nacional.

Pero Estados Unidos, la psicología y las experiencias anteriores quedan atrás. Ahora, el derbi ocupa la mente de estas dos chicas de 22 años que se han echado a la espalda un reto complejo, el de ser protagonistas de una salvación que se presume cara: "Está siendo duro, pero sabíamos a lo que veníamos", reconoce Lizarazu. "Mi adaptación está siendo más complicada de lo que creía, pero solo queda trabajar", apunta García.

La realidad es que el equipo naranja ha tenido que lidiar con un contexto nada agradable. De la pretemporada sin canastas a la vida con siete profesionales para entrenar y jugar. Todo ello en una plantilla que es la más joven del campeonato. O era. La llegada de Gisela Vega, de 35 añosGisela Vega, aumentará la media de edad de forma considerable: "Va a aportarnos mucha experiencia. Si no ha pasado por todos los clubes de España, ha estado en casi todos", comenta Celia García.

Además, si los planes de Lucas Fernández salen bien, llegará una jugadora más para apuntalar el grupo: "Nosotras nos mantenemos al margen de eso. Si viene alguien más bien y, si no, también" (este jueves, el CD Zamarat anunciaba la citada incorporación), afirma Lizarazu, que promedia más de 37 minutos por partido y es la mujer que más juega de toda la competición.

En su caso, Celia García está teniendo un protagonismo algo menor, pero su rol es determinante para encajar las rotaciones: "Fiché aquí por eso, porque puedo jugar en varias posiciones", remarca la pucelana, que se pone un "pero" principal a la hora de valorar lo que está siendo su temporada hasta el momento: "Me gustaría que entraran algunos tiros más", indica.

Desde luego, el equipo naranja necesita su acierto y el de toda la plantilla si quiere salir bien parado del envite ante Silvia Domínguez, Angelica Robinson, Adaora Elonu y compañía. Eso y que el factor cancha cumpla su papel. Zamora y Salamanca están separadas por apenas 60 kilómetros por autovía, un paseo para la "marea azul", la afición del Perfumerías Avenida, que es una de las más fieles y ruidosas del continente y que acostumbra a colonizar el Ángel Nieto cada vez que hay derbi regional.

¿Qué se puede hacer para que la afición zamorana compita con la visitante? "¡Que vengan todos", exclama Lizarazu ante las risas de su compañera. Enseguida, Celia García recupera el gesto y habla en serio: "Notamos mucho cuando viene la gente, cuando aprieta. Ojalá estén para apoyarnos", sostiene la jugadora vallisoletana.

Antes de despedirse, Marina Lizarazu "pica" en el buen sentido a la afición naranja: "Va a venir mucha gente desde Salamanca y habrá que competir también desde la grada".

Y hasta ahí. Toca entrenar. Primero acaban las junior, después les tocará a ellas, las encargadas de hacer soñar de nuevo a la gente con que, por un día, el baloncesto femenino en Zamora puede estar a la altura del de Salamanca. Sería un gran refuerzo moral y un paso hacia la permanencia, el final deseado del camino emprendido por las psicólogas naranjas y sus compañeras de fatigas.