Dinamarca no pasó del empate en casa contra Irlanda (0-0) en una actuación deficiente, en un partido sin brillo en el que los visitantes lograron el resultado que querían y que deja la eliminatoria abierta para la vuelta en Dublín.

El partido no se desvió del guión previsto: Irlanda se echó atrás y se dedicó a aguardar en su campo, cerrando espacios, defendiendo el 0-0 como un tesoro, a la espera de lo que hiciera Dinamarca, que acaparó la posesión de la pelota.

Hareide repitió el ataque que había goleado a Polonia en la clasificación, con Cornelius como falso extremo, para hacer valer su superioridad física, pero no le funcionó el plan. Los irlandeses no se achicaron, y además supieron desconectar a Eriksen, el cerebro danés.