Un gol del asturiano Míchel, con un magnífico remate de cabeza en un saque de esquina, complicó aún más las cosas para el Atlético de Madrid, que ya venía tocado por el empate en Bakú. Ya no sólo le vale con ganar sus dos partidos, la visita del Roma al Wanda Metropolitano y el choque contra el Chelsea en Stamford Bridge, sino también esperar que uno de los dos no venza al conjunto azerbaiyano. La contundente victoria de la Roma frente al Chelsea (3-0) sitúa al equipo italiano como gran favorito del grupo.

El Atlético sigue deprimido. Sin certezas en nada, irreconocible en su defensa, impotente por momentos, atenazado por su propia inseguridad y sonrojado por la posesión que manejó 55 minutos su contrincante, un equipo menor en Europa, pero capaz de proponer fútbol e, incluso, tomar ventaja en el Wanda Metropolitano. Y con el exsportinguista Míchel como inesperado artillero.