La simple estadística reflejará en los libros que el holandés Max Verstappen (Red Bull) lograba en Sepang la segunda victoria de su carrera en la Fórmula 1 -la primera el pasado año en el GP de España disputado en Barcelona, dicho sin acritud ninguna en un día especialmente sensible- y que el británico Lewis Hamilton, segundo con su Mercedes, reforzaba su liderato hasta situarse con una ventaja de 34 puntos al frente de la tabla cuando sólo restan cinco carreras para finalizar la temporada. Pero las estadísticas también podrían reflejar que pocas veces tuvieron un protagonismo tan limitado tanto el ganador de la cita como el líder del mundial.

La batalla entre Verstappen y Hamilton quedó decidida en la cuarta de las 56 vueltas a las que estaba fijado el encuentro cuando el holandés pasó sin apuros a un Hamilton que optó por la calculadora en lugar de por presentar batalla. Las cámaras y el punto de interés de la carrera se trasladaron entonces a la parte posterior del pelotón, donde un inmenso Sebastian Vettel defendía el honor de Ferrari desde la última plaza de la parrilla tras no haber podido disputar la clasificatoria el sábado por un problema en el turbo. Vettel en solitario, sí, porque el "cavallino" de Kimi Raikkonen, que debía situarse segundo en la salida, entre Hamilton y Verstappen, se rompía por un problema eléctrico en el motor en la vuelta que le llevaba del garaje a la pista para acondicionarse en la parrilla.

La tragedia sobrevolaba el garaje de Ferrari como las nubes lo hacían sobre el trazado malayo. Pero ni llovió sobre Sepang ni la sangre alcanzó a Maranello. Vettel asumió el riesgo. Se hizo con los focos desde el primer momento y cuando Verstappen alcanzaba el liderato en la cuarta vuelta él ya se situaba al rebufo del McLaren de Fernando Alonso en la mitad de la tabla. El asturiano, décimo en la parrilla, bastante logró en la arrancada con salvar un triple toque entre Ocón, Pérez y Massa, pero no ganó posición alguna mientras su compañero Stoffel Vandoorne conseguía ponerse quinto a la estela de los Red Bull y los Mercedes.

Media docena de vueltas tardó entonces Vettel en dar cuenta de Alonso. Media docena de vueltas que, junto a lo que perdió en la recta final cuando dobló al asturiano, le acabaron costando el podio. Y es que el ritmo de Vettel fue sin discusión el mejor ayer, como lo refleja ese 1:34.080 que firmó en su mejor vuelta y que batía el récord histórico del circuito que estaba en poder del colombiano Juan Pablo Montoya desde 2004. Desde la última plaza de la parrilla llegó el tetracampeón alemán hasta las puertas del podio en una de las remontadas más notables del siglo. Hasta que se topó con el siempre competitivo Daniel Ricciardo, que completaba con su tercera plaza la mejor jornada para Red Bull en la temporada.

Ganó Verstappen y Hamilton es más líder del campeonato, pero al margen el botín numérico no tiene el británico muchos más motivos de satisfacción tras la carrera de Sepang. El protagonismo, el reconocimiento, fue ayer para un genial Vettel que minimizó al máximo las pérdidas -sólo seis puntos respecto a Hamilton cuando les separaban diecinueve plazas en la salida- y que salvaba la jornada en un garaje de Ferrari que estuvo a punto de vivir una tragedia y que acabó a un peldaño de alcanzar la gloria.