Lesionado Benzema, el Madrid acabó el partido frente al Betis con todos sus jugadores más ofensivos sobre el césped: a Bale y Cristiano Ronaldo se fueron sumando Marco Asensio (sustituto de Isco), Lucas Vázquez (por el lesionado Marcelo) y Borja Mayoral (por Modric). Además, según se acercaba el final Sergio Ramos jugaba más cerca del área rival que de la propia. Pero la carga con todo no funcionó, tal como había ocurrido ante el Valencia y el Levante, y resultó inevitable que el madridismo se acordara de un nombre: Álvaro Morata.

Morata jugó 26 partidos de Liga la pasada temporada, 14 como titular, de los que sólo en cinco completó los 90 minutos. Su estadística fue espectacular porque consiguió 14 goles, algunos decisivos para el título: el 2-1 al Athletic en el minuto 84, los que encarrilaron las victoria frente al Deportivo (3-2) y Espanyol (2-0), el que consumó la remontada en Villarreal (2-3) y el que la inició en El Molinón (2-3).

Su buena estadística se prolongó a la Liga de Campeones, con aportaciones a la Undécima con un gol al Sporting de Portugal en el minuto 94 que acabaría siendo determinante para la clasificación en la fase de grupos. Pese a su buen rendimiento -marcó otros dos goles-, Morata sólo disfrutó de 165 en Europa, incluidos los cuatro que le concedió Zidane en la final de Cardiff.

Además de Morata, el pasado verano abandonó el Madrid otro ariete específico, Mariano, en este caso cedido al Olympique de Lyon. Mariano sólo jugó ocho partidos, pero también marcó un gol, frente al Deportivo en el Bernabéu, que sirvió para sumar dos puntos decisivos. El miércoles, Cristiano Ronaldo y Bale se repartieron la función de delantero centro, hasta que Zidane dio cancha a Borja Mayoral. En un cuarto de hora el canterano tuvo dos oportunidades, pero Adán tapó un remate a bocajarro y blocó un cabezazo en el añadido.