Conocí a Juan de Mena allá por el año 92 cuando, junto a su hermano José Manuel, dirigía un gran equipo de baloncesto femenino amparado por Caja Rural con el que consiguieron proclamarse campeones de Castilla y León Juvenil, algo que, ni de lejos, ha vuelto a repetirse.

Fue una temporada en la que disfruté como casi nunca del baloncesto femenino en una Zamora muy distinta a la actual en la que no existía ningún equipo de élite: ni de fútbol sala, ni de balonmano, con el Zamora CF en Tercera División, y tan sólo el CB Zamora mantenía la honrilla del deporte provincial con aquel Pan de Azúcar recién ascendido a la división de bronce del baloncesto español.

Desde entonces, el deporte zamorano experimentó un constante progreso que le llevaría a alcanzar las máximas categorías nacionales en fútbol sala, primero; en baloncesto femenino, después, y finalmente en balonmano, con el Zamora CF además muy cerca de la Segunda y el piragüismo sumando éxitos en todos los ámbitos. Juan de Mena fue uno de los grandes protagonistas de esa "edad de oro" de la que nos sentimos orgullosos todos.

No fue sencillo el trabajo que el técnico zamorano tuvo que llevar a cabo para lograr su gran objetivo: primero fundar un club que comenzaba de la nada y poco a poco fue ascendiendo niveles con un grupo de jugadoras zamoranas hasta alcanzar sucesivamente la Segunda División, la Primera, la Liga Femenina 2 y finalmente recalar en 2011 en la máxima categoría en la que se ha mantenido hasta ahora durante las últimas seis temporadas. Mena supo además estructurar su Zamarat como un club moderno y de él aprendieron otros proyectos deportivos zamoranos.

Un año después de su muerte, la "casa naranja" se ha adaptado, más que aceptablemente, no sólo a la ausencia de Mena sino también de varios directivos que han dejado sus puestos o que se han situado en un segundo plano. Fue una temporada bastante dura pese a que Mena había dejado resueltas algunas de las cuestiones de mayor trascendencia. Por ello, la campaña que comienza ahora será la verdadera "prueba de fuego" para los nuevos gestores del club.

No parece conveniente que se deba de cambiar radicamente la forma de hacer las cosas que se venía llevando a cabo y, por el momento, parece positivo el trabajo realizado para la confección de la plantilla, aunque esto deberá confirmarlo la propia competición.

El Zamarat siempre ha enarbolado la bandera del deporte femenino, ha liderado como nadie la lucha por la igualdad de sexos en el deporte, pero esta cuestión no pude convertirse nunca en una fuente de enfrentamientos ni con otros clubes, ni con el resto de la sociedad zamorana.

Carlos Baz es ya un presidente experimentado que está sabiendo "torear" algunos problemas internos de carácter grave y estoy seguro de que pronto las cosas terminarán por calmarse para que el club continúe siendo lo que ha sido hasta ahora. Para ello, es necesaria mucha mesura y que las personas que dicen amar este proyecto lo pongan por encima de todo.