«No, el último allí». Desde el fondo sur del Ruta de la Plata, Dani Hernández señala hacia el lado contrario del campo. El delantero recuerda bien que su gol más reciente con la camiseta rojiblanca lo marcó en la zona norte del estadio, aunque Javi Rodríguez - sentado a su lado - y muchos de los aficionados locales recuerdan el anterior, en la primera parte del partido del play-out de la 2012-2013 ante el Villanovense. Aquella tarde, el Zamora ganó 3-0 y el «7» fue el mejor, con dos zapatazos a la escuadra y el arranque de una triangulación con Alberto Prada y Jorge Hernández que el ariete de Sanzoles remató a la red para dar un paso más hacia la permanencia.

Aquella temporada terminó con una salvación agónica ante el Constancia de Inca y fue la última de Dani Hernández en el Zamora CF. También la de Javi Rodríguez, que marcó en la isla un gol clave para celebrar, una semana después, la permanencia más dulce de los últimos tiempos en el club. Dos años más tarde, en mayo del 2015, el conjunto rojiblanco acabó bajando al pozo de Tercera; otro par de campañas después, no ha sido capaz de salir. Los hijos pródigos regresan ahora para volver a ponerle la firma a fotografías imborrables. Para conquistar como héroes la Segunda División B.

Junto a ellos, un amigo: Miguel del Río. El portero nunca se marchó, ahora es el capitán del equipo y lucha por devolverle la ilusión a su gente y la categoría perdida al club que le vio crecer. Los tres, junto a Iñaki y Saúl, constituyen parte de la columna vertebral de un grupo con menos zamoranos que el año pasado, pero con cinco hombres de la casa dispuestos a ser muy protagonistas: «Tenemos mucha ilusión por volver a ascender», reconoce el portero.

La empresa no parece sencilla, aunque la llegada de Dani Hernández y Javi Rodríguez aporta un plus a un equipo que deberá pelear con el Unionistas, el Salmantino, el Astorga y la Arandina - si no se suma alguno más - por colarse en el play off. Los dos atacantes regresan después de vivir una temporada en común en Amorebieta, donde el estilo de juego y la superficie les penalizaron a la hora de mostrar sus virtudes. Antes, el Compostela y los filiales del Getafe y el Córdoba por un lado, y el Logroñés, el Oxford y el Badalona por el otro disfrutaron con el fútbol de dos chicos que acumulan experiencia a pesar de contar con 25 y 26 años respectivamente.

Para Javi Rodríguez, este reencuentro tiene todos los ingredientes para ser positivo: «Llevo varios años con Dani y, aparte de ser amigo, es un jugador que tiene mucha calidad. Estoy encantado de que venga y creo que nos puede dar muchísimo», remarca el zurdo. Lo que parece evidente es que Hernández llega con un objetivo entre ceja y ceja: «Queremos darle al club y a la ciudad el ascenso que se merecen».

De eso, del posible salto de categoría hablan los tres zamoranos y muchos de sus paisanos aficionados al fútbol estos días. Reunidos en bares, en las colas para hacerse socios o en las tertulias deportivas que surgen de forma espontánea en los diferentes campos de la ciudad, los seguidores y los simpatizantes del club ven como un soplo de aire fresco los fichajes de última hora: «Ojalá puedan y podamos tirar del carro», comenta Miguel, que tiene claro lo que aportarán los nuevos: «Sólo hay que verlos, tienen mucha calidad».

En ese sentido, Miguel apela al corazón para situar a los hombres de la casa en un papel protagonista dentro del proyecto: «Tenemos un motivo más a nivel sentimental para pelear por el ascenso», sostiene el cancerbero. Para él, que vivió seis temporadas en Segunda B a caballo entre la suplencia inicial y la eterna competencia posterior, guiar el salto del nuevo proyecto supondría una reivindicación que le daría empaque, más allá del que le aporta ser el único superviviente del final de la etapa boyante en la entidad.

Otro camino siguió Javi Rodríguez, también de la quinta del 91 y con sus raíces futbolísticas hundidas en aquel granero de jugadores que constituyó el Modas Pekas, el equipo más brillante de su generación en la provincia. Tras pasar la mayor parte de su carrera lejos de casa, el chico del guante en la zurda está de vuelta con otro poso, con un discurso de responsabilidad adquirida desde su propio bagaje: «Cuando lo dejé, el club aún estaba en Segunda B. Ahora, está en otro punto y tiene que ir para arriba. Es importante que los zamoranos se involucren, también los jugadores de aquí que están por ahí y la propia ciudad. Cuando más falta hace es importante estar», reflexiona el atacante.

Más allá del sentimiento y del objetivo final, ¿a qué va a jugar este nuevo Zamora? «Por los jugadores que hemos fichado, espero que se vea un fútbol de calidad, de toque y bonito», estima Miguel. «Hay que proponer. Está claro», añade Javi Rodríguez. «Aún casi no conozco al equipo pero, por lo que me han contado, espero que manejemos la posesión y llevemos el peso de los partidos», zanja Dani Hernández.

Esa es la intención de tres de los hombres llamados a echarse el equipo a la espalda. La añoranza del Ruta de la Plata genera impaciencia sobre dos de ellos; cobrarse por fin las mil venganzas pendientes sobrevuela la espalda del otro. La fe de una afición irreductible ejerce de soporte de los tres y del resto de sus compañeros.

«Este estadio no lo tienen muchos equipos de Segunda B. Llamo a la gente a que venga porque van a disfrutar», concluye brevemente Dani Hernández, el último en llegar y el que sueña con enfundarse de nuevo la rojiblanca cuanto antes. De fondo, la máquina con la que Jose arregla el campo suena como banda sonora. El olor a la hierba recién cortada impregna el ambiente y solo una imagen enturbia la estampa: en el marcador sigue apareciendo el 0-1 con el que el San Sebastián de los Reyes se llevó el Ciudad de Zamora. «Eso hay que quitarlo de ahí ya», advierte Dani. El camino para borrar los malos resultados y los peores augurios empieza hoy.