Llovía como llueve en el inicio de todas las batallas épicas. Llovía y las gotas de lluvia caían por los rostros serios de todos los participantes cuando faltaban segundos para jugarse, en doscientos metros, el ser o no ser.

Son unos segundos en los que todos los participantes clavan sus palas en el agua y esperan la salida. Son segundos que se hacen eternos hasta que se desata la tormenta.

En la línea de salida, los húngaros fueron los mejores y clavaron la salida, como si jugaran con niños y ellos fueran los absolutos campeones. El K-2 magiar logró una ventaja de salida que ya nadie podría arrebatarles pese a que lo intentaron los serbios, los rusos y especialmente los españoles.

Carlos Garrote y Cristian Toro fueron siempre la mayor amenaza de los húngaros, fueron la embarcación que les puso en más apuros y la que siempre veían por el rabillo del ojo cuando las fuerzas flaqueaban.

Garrote y Toro tuvieron la calma necesaria para reponerse no a una mala salida, pero si a una salida inferior a la de los magiares. Lucharon frente a rusos y serbios, con los italianos siempre cerca, en lo que parecía una segunda carrera tras los líderes. Y ganaron.

El K-2 español supo apretar hasta el final para colgarse una medalla de plata en un Campeonato del Mundo, para tocar casi la cima del mundo, esa que está bañada en oro.

Quizá porque les dolía ver que la diferencia únicamente se había producido en la salida, a los dos españoles les costó un poco celebrar la medalla. Fueron unos segundos en los que recuperaron el resuello y ya fueron conscientes de que eran subcampeones del Mundo. Fue entonces cuando la alegría invadió sus cuerpos y la plata tocó sus pechos.

El palista zamorano explicaba las sensaciones que había tenido durante la prueba: "Ha sido una carrera creo que bastante rápida, teníamos al lado a un barco muy fuerte que era el húngaro, sabíamos perfectamente que salían bastante bien, la verdad que clavaron la salida. Yo creo que hemos progresado muy bien, hemos tenido mente fría y hemos podido llegar al final con garantías".

Tras la prueba, Garrote se mostraba muy contento con lo logrado en una embarcación que no ha tenido mucho tiempo para acoplarse: "Una plata en el K2 200 para mí, junto a un oro olímpico como Toro pues es un orgullo. Bueno, la verdad es que lo hemos preparado poquito y la prueba estrella ahora es la final muy dura en el K-4 500. Yo creo que hoy pinta bien pero tenemos que ir metalizados de que lo podemos hacer".

Final en K-4 500

Las alegrías para Carlos Garrote y Cristian Toro no se acabaron en la jornada de mañana, puesto que por la tarde se unían a Rodrigo Germade y Marcus Cooper (campeones del mundo en k-2 500 metros) para remar en la semifinal del K-4 500 metros.

La embarcación española fue la gran dominadora de la prueba desde el inicio de la misma, logrando una gran salida que les dejó en cabeza.

Lejos de que la renta de la salida fuera definitiva, Garrote, Cooper, Germade y Toro siguieron ampliando la ventaja hasta que la proa de las piraguas de los perseguidores se encontraba por detrás del zamorano, que sólo veía agua a su alrededor.

En los metros finales, pese a que los bielorrusos y los checos consiguieron acercarse ligeramente a los españoles, la victoria estaba resuelta y el K-4 de Cristian Toro, Marcus Cooper, Rodrigo Germade y el zamorano Carlos Garrote partirá hoy desde una de las mejores calles para iniciar la lucha por la medalla de oro.

La hora de Eva Barrios

El último de competición en el Campeonato del Mundo sprint en Racice traerá consigo la participación de la zamorana Eva Barrios que, tras conseguir la medalla de plata en el Campeonato de Europa, llega lanzada a por un nuevo metal en el K-1 5.000 metros.

El momento de Eva Barrios llegará a partir de las 15.00 horas y podría redondear un gran campeonato de los dos palistas zamoranos en acción.