Manuel López-Sueiras

Cuando comenzó la temporada, el Aquimisa Queso Zamorano y sus seguidores sabían que lograr la permanencia en la categoría de bronce del basket español iba a ser una empresa harto difícil, pero ni los más pesimistas podrían haber escrito un guión más emocionante que el que finalmente se hizo realidad.

Fue una temporada en la que el equipo siempre fue competitivo pero durante muchísimas jornadas, los finales igualados se decantaban casi siempre del lado contrario y el equipo fue perdiendo fuelle hasta quedar sumido en el último puesto a falta de seis jornadas para finalizar la Liga. Era una situación desesperada, pero ni siguiera en esos momentos de decaimiento, el entrenador, Saulo Hernández, mostró la más mínima duda respecto a la capacidad de sus jugadores para lograr el milagro. Parecía un reto imposible ya que la salvación estaba a cuatro victorias y eran cuatro los rivales en esta encarnizada lucha por eludir las cuatro últimas plazas de la clasificación.

Y Saulo se salió con la suya. El equipo perdió entonces sus complejos, consiguió la soltura que necesita una plantilla de artistas del balón, y las victorias comenzaron a producirse con la máxima naturalidad y los finales igualados o en la prórroga, ya siempre caían del bando blanquiazul.

Cinco victorias consecutivas habían hecho posible que el Aquimisa Queso Zamorano llegase a la última jornada vivo y dependiendo de si mismo, pero no podía producirse un partido en una circunstancias normales, había que rizar el rizo de lo que había sido la campaña y en el último encuentro llevar al límite la emoción. Para que el designio se cumpliese fue necesario que el Arcos llegase a Zamora muy crecido en su moral, con tres victorias consecutivas que también le habían alejado del último puesto y que los zamoranos cuajasen una primera parte en la que el peso de la responsabilidad pudo más que su acierto en el tiro.

En el juego interior, Kody no daba una a derechas; Asanin estaba desconocido y tan solo Solarin se partía la cara acumulando saltos y rebotes frente al hispano cubano Georvys Elías que se hizo el amo y señor del encuentro sumando 13 puntos en el primer cuarto y 17 al descanso.

En el juego exterior, Sango y Hansen estaban muy bien defendido y tan solo Perry sorprendía a los albaceteños tanto con sus lanzamientos como capturando rebotes perdidos. Y a medida que avanzaba el tiempo, lejos de arreglarse la delicada situación del Aquimisa, continuaba complicándose con un Arcos que firmaba un altísimo porcentaje de acierto desde cualquier parte de la cancha que lanzaban sus jugadores. El desequilibrio en el marcador se iba a 20 puntos que se quedaron en algo menos (37-54) al descanso.

Esos 54 puntos encajados había sido una paliza considerable, pero nadie en el Angel Nieto dudó que el milagro no fuera posible, porque estos jugadores ya protagonizaron gestas semejantes en partidos anteriores.

Y el CB Zamora regresó a la cancha con otra actitud. Comenzó anotando tres triples seguidos de Hansen, Perry y Niang, pero Arcos no había cambiado prácticamente nada y los esfuerzos de los zamoranos no conseguían reducir la desventaja a la barrera sicológica de los 10 puntos. El tercer cuarto se cerraba con 56-70, pero en el último periodo, las cosas cambiaron porque los albaceteños comenzaron a acusar el desgaste físico y la acumulación de personales. Elías ya no era el de la primera parte, y tanto Michel Torres como Fulwood comenzaron a perder balones.

Fue el momento en el que Chris Hansen decidió que había que echar el resto y un triple suyo ponía el 71-74 a falta de 2 minutos. Instantes después era Sango el que también acertaba para poner por delante por primera vez al Aquimisa con 76-75. Natanaelsson volvió a adelantar al Arcos con un palmeo, pero Hansen le respondía con el 78-77. Entonces el CB Zamora apretó en defensa y obligó a Fulwood a fallar un triple al límite de la posesión y la estrella albaceteña, Michael Torres, cometía su quinta personal. Ahí fue donde apareció Will Perry para anotar cuatro tiros libres consecutivos que sentenciaron la contienda y la permanencia para un equipo zamorano que se merecía un año más en LEB Plata. El basket hizo justicia con el club blanquiazul.