Las palabras de Luis Enrique después del desastroso partido del Barça en Turín describen perfectamente lo que ocurrió: parecía la tercera parte del PSG-Barça en París. Fue eso, ni más ni menos. El mismo meneo, la misma empanada, la mismísima impotencia. ¿Un gol menos? Es cierto. Pero todos sabemos, y Luis Enrique el primero, que perder 3-0 con la Juve de Allegri es muchísimo peor que perder 4-0 con el Paris Saint-Germain de Emery. Creo que decir que el Barça está eliminado en Liga de Campeones es como afirmar que mañana saldrá el sol. David Hume insistiría en que la salida del sol es sólo probable o, si lo prefieren, muy probable, pero no es algo tan necesario como, por ejemplo, que la suma de dos y dos es siempre cuatro. La eliminación del Barça por la Juve sería también un asunto de hecho, como la salida del sol, y por tanto una afirmación probable pero no cierta. Pero es que Hume no vio el partido del Barça en Turín y, lo que es peor, no vio cómo se las gasta la Juventus. Si Hume hubiera visto el partido, estaría de acuerdo en que la proposición "El Barça será eliminado por la Juve" no es comparable con la proposición "El sol saldrá mañana" porque la eliminación del Barça está muy, muy, muy, muy cerca de que cuatro es la suma de dos más dos. Y, sin embargo...

Y, sin embargo, algunos tenemos fe (cuando un equipo recibe una paliza como la del Barça es Turín sólo podemos hablar de fe) en que el Barça que aplastó hace poco tiempo al Sevilla en el Camp Nou y que no hace mucho multiplicó los panes y los peces ante el PSG consiga vencer 4-0 a la Juventus, esa Juventus no tanto de Dybala como del enorme portero Buffon y los descomunales defensas Bonucci y Chiellini. El mismo Hume reconoció que la imaginación tiene gran autoridad sobre nuestras ideas, y que la razón es muchas veces esclava de las pasiones porque está sometida a nuestros sentimientos y emociones. Fe en la remontada imposible, imaginación para esperar una pifia de Buffon o una mala colocación de Bonucci, sentimiento de unidad con un equipo que merece no ser abandonado en época de vacas flacas, emoción al pensar que Messi enfadado es capaz de agitar a la Juve hasta descoserla. Algunos veremos el partido Barça-Juve esperando que no salga el sol para el equipo de Allegri o, más bien, que dos y dos sumen cuatro goles... y que la Juve no marque. Pero es que sumar dos más dos contra la Juventus es más difícil que sumar tres más tres contra el PSG. Malditas matemáticas.