El FS Zamora-STX Express se reencontró este sábado con la victoria ante su público (3-2), aunque la realidad es que lo hizo sin mostrar su mejor cara y con un juego a ráfagas ante Ventorrillo.

Los zamoranos empezaron el partido a medio gas, lo que dio alas a los coruñeses que en los primeros minutos tuvieron una doble ocasión para adelantarse aunque ahí el larguero se alió con los locales. El juego de los de Antonio Fernández no mostraba garra ni frescura, y además pagaron muy caros los errores cuando al intentar despejar un balón Chivu anotaba en propia puerta (0-1).

Con cinco faltas cuando aún restaban más de diez minutos del primer acto los visitantes levantaron el pie del acelerador y el árbitro ‘regaló’ al FSZ la posibilidad de poner las tablas de doble penalti, pero José fallaba la opción. Las sensaciones no eran buenas y el equipo zamorano no lograba plasmar sobre la pista el juego que durante tantas tardes había despertado los aplausos del público.

Además, a falta de dos minutos para el descanso la situación emporó cuando Imanol se vio obligado a abandonar la pista por una lesión que, afortunadamente, se quedó en un susto. De ahí al tiempo de asueto el FSZ se defendió como pudo y atacó con portero-jugador, aunque sin éxito en el electrónico.

En el segundo tiempo el equipo ya fue de menos a más. De nuevo con Imanol bajo los palos los locales trataron de imponer su dominio y tras una oportunidad de los gallegos de ampliar distancia que se estrelló en los dos postes, fue José quien culminó una contra para poner el empate a uno.

A partir de esta diana el ritmo subió en el pabellón y se vieron los mejores momentos del partido y es que sin brillante al menos trataban de imponer un juego más fluido, triangular y subir la velocidad del duelo. Fruto de esa mejoría llegó la remontada de los de STX Express que finalizó José tras un buen pase de Morales. Desde ese momento los visitantes, con uno menos momentáneamente por la expulsión de Matos, apostaron por el portero-jugador pero fue Morales quien sacó petróleo para sentenciar el encuentro desde lejos y a puerta vacía.

El Ventorrillo no se daba por vencido y a falta de siete segundos acortaba distancias (3-2) aunque, afortunadamente, no hubo tiempo para más.