La Copa del Rey comenzará a definir su cartel para la final de 2017 con la ida de las semifinales en Balaídos y el Vicente Calderón, que acogerá un duelo estelar entre dos de los campeones de las últimas tres ediciones dentro de dos días.

Obligados a eliminarse entre ellos, Atlético de Madrid y Barcelona resolverán el primer asalto con aroma de final en el Manzanares, escenario del duelo decisivo de la temporada pasada, donde el equipo azulgrana se llevó el título al derrotar en la prórroga al Sevilla. Fue la vigesimoctava Copa que celebraron los azulgrana y la segunda de forma consecutiva, después de hacerse con la anterior frente al Athletic de Bilbao y de perder la de 2014 ante el Real Madrid.

Los atléticos, que atesoran diez Copas en sus vitrinas, celebraron este título por última vez hace cuatro años, en 2013, tras derrotar también precisamente a los hoy pupilos de Zinedine Zidane.

El de mañana será el cruce número 23 entre atléticos y azulgranas en esta competición cuya estadística da cierta ventaja al equipo que ahora dirige Luis Enrique. Los catalanes ganaron trece de esos enfrentamientos y los atléticos diez. Números que se vuelven claramente favorables a los catalanes si se acota al tiempo que Diego Simeone lleva en el banquillo rojiblanco. Y es que, el Cholo solo ha conseguido dos victorias frente a este rival desde que ocupa el banquillo del Vicente Calderón.

Por ello, para mirar con optimismo este primer envite en casa, el Atlético de Madrid busca ejemplo en esas dos victorias -en la Liga de Campeones, en 2014 y 2016- para encarar el partido de mañana.

"Posiblemente, son los partidos más importantes (como entrenador en ese estadio), porque hoy pasan desapercibidos, pero hemos dejado eliminado dos veces al Barcelona en cuartos de final de la Champions, que sin duda es el mejor equipo de esta última década. Lo hemos dejado las dos veces en el Calderón en el segundo partido, que no es fácil para nada", repasó Simeone hace pocos días.

La eliminatoria cambia el orden de entonces, ahora el partido de ida será en terreno rojiblanco y la vuelta en el Camp Nou, un matiz diferente a aquellos dos encuentros, con contrastes en el planteamiento del técnico argentino.

En esta ocasión, el Atlético parece tener claro que saltará al campo con una dupla compuesta por Antoine Griezmann y Yannick Carrasco, que suman 24 goles esta temporada. Así por lo menos lo indicaron las pruebas que hizo ayer Simeone en el entrenamiento.

"Es una opción más, posiblemente más para partidos que tengamos espacios hacia adelante que en partidos que tengamos cerrados dentro del área. Él necesita espacios, explotar su velocidad y ahí es muy contundente", valoró Simeone en diciembre sobre colocar a Carrasco en punta. Opción que cobra fuerza ahora.

Por su parte, Luis Enrique dejó en el entrenamiento de ayer pocas muestras de que equipo pondrá en juego mañana en el Vicente Calderón. No cabe duda que, dada la trascendencia del choque, el técnico asturiano podría no dar descanso a ninguno de sus jugadores referentes en ataque (Messi, Neymar y Luis Suárez). Sin embargo, el último tropiezo liguero ante el Betis hace imprescindible el envite del sábado frente a un duro rival como el Athletic Club. Quizá por ello, Luis Enrique apure al máximo para desvelar las cartas con las que jugará este partido de una eliminatoria con aroma a final.