Necesitaba en Aquimisa Queso Zamorano encontrar un líder, un jugador en el que confiar en los momentos difíciles, y creo que ayer lo encontró en el norteamericano Chris Hansen. El fue el alma de un equipo zamorano que poco a poco se lo está creyendo y ya nadie puede dudar de que es capaz de luchar con garantías por la permanencia aunque otra cosa será que lo consiga finalmente.

El de ayer era uno de esos partidos en los que no se puede fallar, y el Aquimisa Queso Zamorano no falló. Tuvo una gran estrella, eso sí, pero todo el equipo estuvo a la altura que se esperaba, desde Llufriu que era de los que menos jugaban y ayer salió de titular para transformar dos triples que encarrilaron la marcha del encuentro, hasta los interiores que dieron de sí todo lo posible, empezando por un Stefan Asanin que, debido a las lesiones, llevaba un tiempo sin poder demostrar y demostrarse que tiene capacidad para destacar en esta categoría de bronce del baloncesto español.

Pero está claro que ayer hubo una gran estrella sobre el vetusto parquét del Angel Nieto, un jugador que se echó el equipo a la espalda como en sus tiempos hicieron los míticos Ramón Ruiz, Mario Aguado o el propio Mike Hansen, y todos ellos envidiarían la actuación que tuvo ayer el alero de Colorado. Sus números fueron impresionantes: 36 puntos anotados con 8/16 en triples y 6/8 en tiros de dos puntos, uno de ellos increible en su ejecución bajo el tablero y en plena caída cuando ya casi tocaba el suelo con las manos.

Hansen había iniciado su exhibición con un triple que permitió al Aquimisa Queso Zamorano establecer sus primeras ventajas de cinco puntos, y otra canasta suya permitió cerrar el primer cuarto con el CB Zamora diez puntos arriba en el marcador.

El Gandía, haciendo mucho daño bajo los tableros con Sekou que anotaba tres canastas seguidas para poner por primera vez por delante al Gandía en el marcador. Eran momentos en los que Saulo Hernández se vio obligado a ordenar una defensa en zona para intentar parar al pívot guineano, y a su vez. Fueron momentos difíciles porque, tras 16 minutos de control zamorano, Gandía se venía arriba.

Y ahí apareció de nuevo Hansen para impedir la reacción visitante, anotando dos triples casi seguidos y otra canasta que cerraba la primera parte con un tranquilizador 44-38.

Tras el descanso, el Aquimisa logró ajustar la defensa sobre Sekou y todo fue más sencillo. Will Perry se apuntaba al festival de su paisano Hansen y las diferencias den el marcador se mantuvieron en torno a los diez puntos a favor de los de Saulo Hernández.

Pero quedaba por delante el último cuarto que comenzaba con un triple de Kevin Navarro que acercó al Gandía a 67-61. Fue entonces cuando Hansen decidió que el partido se había acabado. Armó su brazo y replicó primero con dos triples, en la siguiente jugada penetró en el área intentó una bandeja fallida y según se caía al suelo soltó el balón que entraba mansamente en la canasta.

No terminó aquí la exhibición y en el siguiente ataque, Gandía volvía a perder el balón y Hansen aprovechaba para culminar un balance ofensivo con una bandeja esta vez ortodoxa.

El entrenador del Gandía intentó parar lo imparable pero mantuvo su defensa zonal que Hansen volvió a destrozar con un nuevo triple para dejar la contienda en un 80-61 que ya fue definitivo pese a que todavía quedaban por delante siete minutos de juego que ya sirvieron para muy poco: para que Saulo Hernández diera minutos a sus jugadores menos habituales y mandase a Hansen al banquillo para que el Angel Nieto le ofreciera una ovación como hace mucho que no veíamos en un partido de baloncesto, tal vez desde las grandes tardes de Lidia Gesteira en tiempos del Zamarat en Liga Femenina 2.