A falta de un cuarto de hora, ya con 3-0 en el marcador, un sector del Camp Nou empezó a corear el nombre de Luis Enrique. No era la primera vez, ya que incluso en momentos complicados el técnico asturiano ha contado con el respaldo de la grada. Pero lo del miércoles tenía un significado especial porque a su lado, en la banda, estaba Pep Guardiola, la vara de medir para todos los entrenadores del Barça desde que se marchó en 2012. La victoria frente al Manchester City sirvió, además, para alargar la racha de "Lucho" en la Liga de Campeones: trece victorias en trece partidos.

Luis Enrique dejó tan buen recuerdo entre la afición azulgrana en su etapa como futbolista que tenía mucho ganado cuando llegó al banquillo del primer equipo. Incluso en el momento crítico, por el choque con Leo Messi en Anoeta, el técnico asturiano contó con incondicionales, situados en el fondo sur del Camp Nou. La cascada de títulos desde entonces, ocho de diez posibles, ha reforzado el vínculo de Luis Enrique con la afición culé.

El miércoles se confirmó la impresión que había dejado la primera visita de Guardiola como rival, en las semifinales de la Copa de Europa de 2015 al frente del Bayern: indiferencia ante el guía del equipo que lo ganó todo en 2009 y apoyo hacia el hombre que, tras la difícil transición de Tito Vilanova y Tata Martino, ha vuelto a llevar al Barça al máximo nivel competitivo.

Con Luis Enrique, el Barcelona se ha convertido en un equipo especialmente fiable en el Camp Nou en la máxima competición europea. No ha cedido ni un empate en los trece partidos disputados con el asturiano, con el mérito añadido de que entre los rivales hay varios grandes del continente: el Bayern (3-0), el Manchester City (1-0 y 4-0), el Paris Saint Germain (3-1 y 2-0) y el Atlético de Madrid (2-1). Este último resultado es el único que no le ha servido para alcanzar la final, ya que los rojiblancos se clasificaron para las semifinales de la pasada temporada con un 2-0 en el Vicente Calderón. Sólo el Bayern, con 14, lleva más victorias consecutivas en el Allianz Arena.

En su tercera temporada, Luis Enrique no da síntomas de debilidad. Se le nota cómodo en el club, que ha puesto a su disposición la "mejor plantilla" desde que llegó al banquillo, según sus propias palabras. Desde el vestuario también le llegan apoyos de pesos pesados, como Gerard Piqué, que ha declarado que su fichaje le hizo recuperar la ilusión por jugar. Piqué conoció ayer el alcance de la lesión en el tobillo que sufrió frente al City, un esguince que le tendrá de baja tres semanas. Jordi Alba, que también retiró lesionado, tendrá que parar durante quince días por una elongación en el bíceps femoral de la pierna izquierda.