La Agrupación Montañera Zamorana ha cumplido un nuevo reto, en este caso de la mano de Pablo Díaz y Francisco López que hicieron cima en el Cervino por la arista Lión y en la cima grande de Lavadero por la Divona. La expedición partió a primeros de agosto con el objetivo de ascender al Cervino (4.468 metros) por la arista Lión y desde Cervinia, salvando un desnivel de 2.461 m.

A su llegada a Cervinia comprobaron que las grietas y fisuras por donde debían progresar se encontraran tapadas con la nieve, por lo que dedicaron el siguiente día a comprobar el estado de la ruta hasta el primer nevero a 3.300 metros para bajar después en un día complicado en el que presenciaron el rescate de dos alpinistas ingleses fallecidos el día anterior por hipotermia al quedar atrapados en la arista por el mal tiempo.

Al día siguiente, ya con todo el equipo, iniciaron temprano la ascensión hasta el Refugio Carrel, colgado en la arista a 3.840 metros de altura, iniciando la subida desde Breuil-Cervinia. Para llegar al Carrel debieron dejar a un lado el Refugio Duque de Los Abruzzos que se encuentra a 2.880 metros y a partir de aquí comienzan los grandes neveros, tres en total, entre los que se interponen murallas de roca para llegar al collado de la Cabeza del León.

Durante el recorrido se alternan los tramos de nieve, hielo, roca y mixto. A partir de allí, la verticalidad se va notando, si bien en los tramos más expuestos , verticales o extraplomados ( IVº), existen maromas que facilita la ascensión y donde el peso de la mochila se hace notar.

A las 3 de la mañana del día siguiente, provistos de crampones que no abandonarían en toda la ascensión, los zamoranos iniciaron la escalada de los 650 metros de desnivel hasta la cumbre, y con una ruta con verglás (hielo fino en la roca) a primeras horas de la mañana. Al poco de salir tuvieron que sobrepasar la Gran Torre IV +, donde hay maromas y una cadena que ayuda a superar la zona extraplomada, luego una travesía a la derecha de la arista para seguir después progresando por encima con algún parabolt que protegen los pasos más delicados, así como alguna maroma o cadena que ayuda a superar las zonas más verticales, el grado no pasa de III+ y algún tramo de IV, pero de roca muy descompuesta que dificulta la progresión.

Durante toda la ascensión fueron en ensamble y se alternaron en cabeza. Una vez en el pico Tyndall ( 4.241 m.) tuvieron que rapelar hasta el collado que lo separa de la cabeza del Cervino y, después de atravesar unos neveros, llegaron a un muro previo para alcanzar la cima que lograron a la 1 de la tarde.

En la bajada, la expedición zamorana volvió a tener problemas de atascos en los rapeles por el gran número de alpinistas que aprovecharon el buen tiempo para hacer cima, por lo que les alcanzó la noche, con frío intenso y con la dificultad consiguiente para encontrar la ruta al Refugio Carrel, al que no llegaron hasta las 4 de la mañana. Tras descansar unas horas iniciaron la bajada a Cervina.

Su siguiente objetivo fue la Nor-Este a la Cima Grande de Lavaredo en las Dolomitas (Norte de Italia), por la vía Dibona, 650 metros de escalada en roca.

El día para la ascensión nevó a intervalos, por lo que cambiaron la ruta y subieron por la vía normal en la cara Sur, con una dificultad que no supera el IV grado y 550 metros de longitud y que permite el abandono en caso de intensificarse la nevada, al ser donde están instalados los rapeles de bajada de la cima. Los zamoranos hicieron cima ese mismo día y bajaron nuevamente hasta el campamento.

Al día siguiente con mejor tiempo y después de una aproximación de 50 minutos, iniciaron la ascensión por la cara Nor-Este, por la Dibona, la pared parece muy vertical vista desde el suelo, se van alternando como primeros de cuerda.

La escalada es de autoprotección, colocando "friends" y "fisurero" en su caso para proteger la ascensión, la pared tiene zonas descompuestas y el riesgo de caída de piedras es un peligro que se confirma durante la ascensión.

Algún tramo más fácil lo realizaron en "ensamble" para volver a tirar por largos cuando la dificultad aumentaba, la magnitud de la pared les obligó a ir orientándose en cada momento, pero encontraron algún clavo que ayudaba a seguir la vía, alcanzando la cima tras ocho horas de escalada y descendiendo por los rapeles que ya habían utilizado el día anterior.

Así, Pablo Díaz y Francisco López regresaron a Zamora después de una expedición muy positiva en la que volvieron a demostrar el nivel de los integrantes de la Agrupación Montañera Zamorana.