El Zamora CF arrancó su calendario de partidos preparatorios disputando una nueva edición del Memorial Agustín Villar. Una cita en la que, siendo pronto para ver el mejor hacer de los rojiblancos, el conjunto local está siempre obligado a rendir culto al eterno capitán de Peleagonzalo. Homenaje en forma de garra, de orgullo y de amor por unos colores que no faltó por parte de los hombres de Losada en un trofeo que tuvo su ganador en el Real Valladolid.

El Memorial Agustín Villar se inició, como ya es tradición, con el acto de recuerdo al fallecido futbolista zamorano en una foto conjunta de los tres equipos participantes y la entrega de placas tanto a sus capitanes como al padre del homenajeado. Un comienzo q ue se selló con un fuerte aplauso de los cerca de 200 aficionados en el Ruta de la Plata para dar comienzo a los partidos.

El primero de los choques lo disputó el Zamora CF con el Guijuelo. Un duelo en el que los chacineros fueron claros dominadores pese a la voluntad que pusieron los rojiblancos, especialmente en los primeros compases. Instantes en los que la juventud de los de Losada mantenía el partido igualado.

El equilibrio en el marcador y en el campo lo cambió un penalti en el minuto 8. A Miguel no le quedó más remedio que derribar al delantero visitante en el área tras recibir solo a la espalda de la defensa del Zamora CF. Una pena máxima que transformó Jonathan, dedicando el 1-0 a su amigo Agustín señalando al cielo. El tanto afianzó al Guijuelo, que aprovechó un fallo de Chemi para hacer el 2-0 y pasar a manejar el envite sin realizar un gran desgaste. Un control que los de Losada no pudieron romper pues su voluntad fue sesgada por los típicos errores de precisión de pretemporada. Fallos que limitaron a pocas y estériles las ocasiones zamoranas de go, dejando el marcador en 2-0 y siendo evidente que los locales tienen aún trabajo por delante en esta pretemporada. Eso sí, teniendo claro que el objetivo del técnico ayer era dar minutos a todos sus jugadores y contó con varios futbolistas del filial en los dos partidos que disputaron los de Zamora.

El siguiente choque del triangular tuvo como protagonistas al Guijuelo y al Real Valladolid. El duelo en el que la lógica invitaba a pensar que se decidiría el campeón de la tercera edición.

Del segundo partido de la tarde salió ganador el Real Valladolid, imponiendo su mayor calidad en un juego con alternativas pero todas las ocasiones para los blanquivioletas. El Guijuelo, con su camiseta "jamonera" que despertó el interés de la grada, arrancó la contienda con buenas maneras. Con el cuero en sus botas pero sin generar apenas peligro alguno a un Real Valladolid que prefirió resguardarse en un principio.

Con el paso de los minutos, las fuerzas se llegaron a equilibrar y los pucelanos comenzaron a asomarse al área rival. Acercamientos sin mucho peligro hasta que, en un robo en el centro del campo, los blanquivioletas crearon una clara ocasión de gol. Una pared entre Mata y Renzo que, este último, materializó en gol mandando el balón a la escuadra derecha del meta Carlos.

EL 1-0 con cambió el escenario del envite, con la posesión repartida y focalizada en el medio del campo, pero si la orientación del juego. El campo comenzó a inclinarse sobre la meta del Guijuelo, que perdió de vista la meta del Real Valladolid. Un conjunto, el de Herrera, que incluso pudo aumentar su renta al cuarto de hora con un claro penalti que Carlos adivinó a Mata y sacó con las piernas. Ocasión perdida que no acabó por echar de menos el cuadro de Segunda División, ya que llegó al tercer envite con opciones de ganar el Memorial al salir airoso ante los últimos intentos del Guijuelo a balón parado.

Como era de esperar, el Real Valladolid hizo buena su victoria frente al Guijuelo en el duelo contra el Zamora. Un conjunto rojiblanco que, como en el primer partido, hizo de sus ganas su mejor prestación.

Poco tardó la última contienda en descantarse. En la primera jugada de ataque elaborada por parte del Real Valladolid, la zaga local cometía un claro penalti que los pucelanos no desaprovecharon para llevar desde entonces las riendas tanto sobre el césped como en el marcador.

El 0-1 no hizo que el Zamora se desmoronara. Ni mucho menos. De hecho, llegó incluso a empatar el partido con un gol de Tomás en una jugada que quedó invalidada por el linier al considerar que el pase de la muerte que recibió tras un error del portero partía desde fuera del campo.

El partido estaba siendo intenso pero, de nuevo, la gasolina en el tanque rojiblanco se fue agotando en favor de un Real Valladolid de superior categoría y con más rodaje a sus espaldas. Factores de los que tiró para, a partir del minuto 15 de juego, llevar la manija y certificar su triunfo con otros dos tantos. Un 0-3 que dejó claro que no reflejó las ganas de un Zamora con mucho por andar.