Sin prisa pero sin pausa, con ese ritmo que se asemeja a su calmado y activo carácter, Martín Ramos ha dado grandes pasos hacia delante a lo largo de la última semana en su intento por coronar el K-2, el pico más complicado del mundo. Un reto para el que comienzan las jornadas clave tras ir progresivamente avanzando hasta alcanzar ayer mismo el "campo 2" y situar allí tanto tienda y saco para su próximo intento de ascensión.

Tras un día de descanso en Paiju, Martín Ramos inició la semana con la jornada más dura de su viaje. Una vez aclimatado comenzó su aproximación al K2 por el glaciar de Baltoro, escenario que se encontró muy cambiado respecto a otras visitas anteriores. En esta ocasión, Ramos se encontró con muchos lagos que le obligaron a dar grandes rodeos en su ruta hasta Urdukas, donde terminó su aproximación y estableció su primer campamento base en Broad Peak.

En esta cima, a 45 minutos de ruta, el zamorano ha decidido llevar a cabo su aclimatación para el K2, el cual ha ido explorando a lo largo de la semana.

Tras hacerse un hueco en esta localización abarrotada debido al deshielo del glaciar, Ramos subió hasta el "campo 1" sito a 5.700 metros, dejando allí una tienda para, posteriormente, pasar la noche a esa altura y continuar con su aclimatación.

Precisamente desde el C1 partió a la jornada siguiente para intentar alcanzar el "campo 2" a 6.300 metros de altura, logrando instalar allí una tienda y un saco para ascender a lo largo de esta semana. Una subida tras la cual bajó de nuevo a 5.700 metros, pasando la segunda noche en altura antes de regresar a Broad Peak.

Esta será el punto de partida ahora de una jornada decisiva, en la que Martín Ramos buscará los 7.000 metros y, dependiendo de su estancia en esta altura, considerará abandonar su actual campamento base para pasar a instalarse en el K2, evitando los 45 minutos de ruta sobre el glaciar de Baltoro y seguir, paso a paso, en busca de su objetivo. Como siempre, sin prisa pero sin pausa.