El jeque bareiní Salman bin Ebrahim Al Khalifa y el abogado suizo Gianni Infantino son los dos grandes favoritos para suceder a Joseph Blatter como presidente de la FIFA en las elecciones que se celebrarán hoy en Zúrich.

Por primera vez en su historia, cinco candidatos optan a la presidencia de la FIFA en unas elecciones: Al Khalifa -presidente de la Confederación Asiática-, Infantino -secretario general de la UEFA-, el príncipe jordano Alí bin Al Hussein, el francés Jerome Champagne y el sudafricano Tokyo Sexwale. Los cinco superaron el test de integridad al que les sometió la Comisión de Ética de la propia FIFA y que descartó al liberiano Musa Hassan Bility y al presidente de la UEFA, Michel Platini.

El trono que deja libre tras 17 años el suizo Joseph Blatter, forzado por su inhabilitación y una investigación por corrupción que ha llevado ante los tribunales estadounidenses y suizos a 16 altos cargos y dirigentes de la FIFA, ha abierto unas expectativas de cambio que ha atraído a miembros de la realeza árabe (Al Khalifa y Al Hussein), un exsecretario adjunto de la FIFA (Champagne), al delfín de Platini en la UEFA (Infantino), y a un millonario empresario sudafricano con un relevante pasado en la lucha contra la segregación racial (Sexwale).

El jeque Al Khalifa, miembro de la familia real de Baréin, llega como el principal favorito. Cada Federación (209) cuenta con un voto y Al Khalifa cuenta en principio con los 46 votos de Asia y, se supone, que todo África (54), puesto que la Confederación Africana pidió el voto en bloque para él. Sus 100 votos en total, le dejarían a sólo cinco de la elección, que podría obtener de Oceanía (11 votos).

Pero no está tan clara la disciplina de voto en África, porque Infantino se ha volcado con ese continente y ha prometido contar con un secretario general africano. El suizo sabe que los votos que le reste en África a Al Khalifa valen su peso en oro, porque tiene el apoyo mayoritario de América y Europa.

Para elegir al presidente de la FIFA en la primera vuelta serán necesarios dos tercios de los votos que sean emitidos. De no lograr esa cifra ningún candidato se eliminará a quien obtenga el menor número de votos, continuando esta fórmula hasta que no haya más que dos candidatos. En la última votación basta la mayoría simple.