Nada estaba previsto que cambiara y nada cambió en la última etapa de la Vuelta a Zamora. El manchego Iván Martínez (Mútua Levante) se llevó la victoria final con solo 5 segundos de ventaja sobre Miguel Gómez (Gomur) el mismo tiempo que separó al zamorano Jaime Rosón (Caja Rural) del tercer puesto.

La última etapa de la Vuelta a Zamora siempre es la del protagonismo de los velocistas y ayer se repitió la costumbre en el circuito de La Marina que vivió un magnífico ambiente ciclista a lo que contribuyó todo el montaje de la "Bicicleta Solidaria" que instaló Caja Rural en el céntrico parque para recaudar fondos destinados al Banco de Alimentos.

Y el equipo cajero se sumó a la fiesta convirtiéndose en el gran protagonista de esta última etapa de la mano de Daniel López que lograba una nueva victoria en una temporada en la que ha sumado ya triunfos en las carreras de Zumaia y Mungía, en el País Vasco.

Lo que se suponía que iba a ser una etapa tranquila se convirtió pronto en una batalla campal pese a que el trazado llano de la Tierra del Vino no daba para grandes aventuras. Nada más darse la salida en Moraleja del Vino se produjo ya el primer ataque de la mano de Carlos Jiménez (Caja Rural), Mansilla (Montón) y Serrano (Magro), pero pronto reaccionó el Rías Baixas que tenía pendiente asegurar el maillot de la montaña y para ello tenía que puntuar en los dos "puertos de montaña" de la jornada situados en los dos pasos por la cuesta de Moraleja. Aser Estévez le preparó el sprint para evitar sorpresas y Samuel Rodríguez no tuvo ningún problema para asegurarse estar en el podio final como rey de la montaña.

Tan nerviosa estaba la etapa que hasta el propio pelotón se confundía en su paso por Villaralbo y cogía una salida equivocada aunque, afortunadamente, pronto se reintegraba al recorrido previsto.

El viento del suroeste era intenso y de ello era consciente el director del Froid, Evaristo Portela, quien intentó tras el segundo paso por Villaralbo romper la carrera a base de abanicos buscando a la desesperada recuperar esos quince segundos de desventaja con los que salió de la etapa de Sanabria su corredor Miguel Gómez. Pero el Mutua Levante estuvo atento a la maniobra y tampoco a Caja Rural le interesaba un desarrollo de la etapa que no fuera el terminar al sprint.

Los siguientes corredores que lo intentaron en solitario fueron Marcos Jurado (S. Bilbao) y el portugués del Porriño Luis Mendosa, pero sus aventuras tampoco cuajaron.

Al final, los equipos potentes impusieron un fuerte ritmo para asegurar que no habría sorpresas ya que el tiempo oficial de la etapa se tomaría al primer paso por meta en la plaza de La Marina ya en Zamora y así fue. El pelotón llegó unido y ya solo quedaba saber quién sería el vencedor de la última etapa.

Los planes del Caja Rural quedaron en evidencia en cuanto el zamorano Jaime Rosón comenzó a tirar del pelotón principal. El zamorano, con un imponente trabajo de rodador, se mantuvo en cabeza hasta la penúltima de las diez vueltas previstas al circuito que bajaba a Cristo Rey y llegaba a Cardenal Cisneros para regresar a Príncipe de Asturias. Pese a su control, varios fueron los corredores que atacaron delejos: Sergio Pérez (Paulino), al que se pegó como una lapa el cajero Marcos Altur; el salmantino David de Francisco y el froiz Martín Lestido. Pero a todos los saltos respondió Rosón demostrando que no solo sabe correr cuesta arriba, hasta que llegó el ataque planificado, el de su compañero Daniel López, un gran sprinter que esta vez prefirió atacar de lejos. Y ya nadie pudo alcanzar al corredor gallego del Caja Rural e incluso su compañero Carlos Jiménez cruzaba la línea de meta en segundo lugar para ratificar la exhibición del equipo que dirigió esta vez Alberto Mazkiarán.

Finalizaba así la trigésimo segunda edición de la Vuelta a Zamora que, año a año, se va perfeccionando en su organización pese a lo limitado de sus recursos económicos. La ronda zamorana es de las pocas de cuatro días de duración en el calendario aficionado español y ha logrado perfeccionar un trazado muy atractivo y variado.

Este año, Manuel Campesino, director de la organización, consiguió reunir en Zamora a los mejores equipos españoles que llegaron con sus primeros espadas dispuestos a darlo todo, y lo dieron. Sin embargo, se mantiene la asignatura pendiente del respaldo popular a un espectáculo deportivo que supone un enorme esfuerzo organizativo que a veces no se ve respaldado por el apoyo del público, como ocurrió, por ejemplo, en Benavente donde parece necesario buscar otra ubicación para que la carrera congregue a más gente.

Por lo demás, hay que lamentar que Jaime Rosón no haya podido despedirse de Zamora con una victoria, ya que su salto al campo profesional es ya un hecho.