El vigente campeón del mundo de Fórmula Uno, el británico Lewis Hamilton, llega a Barcelona líder del mundial y con el ánimo de repetir, igual que pasó el año pasado en el GP de España, una nueva exhibición de los Mercedes, con su compañero Nico Rosberg también en buena sintonía con su bólido.

El mundial de la F1, tras cuatro carreras desde el arranque de Australia, y tres semanas de parón, entra en Europa, donde tradicionalmente el Circuito de Barcelona recibe a los coches con algunas mejoras que les permiten dar un paso adelante.

El próximo domingo, en el 25 aniversario del Circuito de Barcelona, se intuye una carrera muy similar a la del año pasado, con los dos Mercedes como favoritos y en la estela los Ferrari.

Fuera de la lucha con los de arriba llega Fernando Alonso, dos veces vencedor en Montmeló (2006 y 2013), que ahora con su McLaren es uno de los cinco pilotos que aún no ha sacado ni un solo punto y que en Barcelona desea que el coche británico tenga mejores prestaciones, aunque se ha sincerado ante la afición advirtiendo que aún no está en disposición de luchar por el podio.

Diferente es la situación que vive el también español Carlos Sainz en su primer año en la F1 con Toro Rosso, al haber puntuado en las dos primeras carreras, aunque sin continuidad en las dos últimas (China y Baréin). El tercer español, Roberto Merhi (Manor), seguirá adquiriendo experiencia en la prueba barcelonesa, en la que se ha mostrado "muy animado".

La prueba barcelonesa sobre un trazado muy exigente tiene una buena previsión de tiempo, ya que no se espera lluvia en todo el fin de semana. La firma Pirelli pondrá en escena los neumáticos medios y duros, y espera que, igual que el año pasado, la estrategia más corriente sea la de dos paradas.

En la guerra que se está librando arriba está ausente Alonso, quien hace unos días fue contundente con las expectativas a corto plazo al afirmar: "En Barcelona no estaremos luchando por la victoria". Alonso se acerca al trazado que en los últimos test sufrió un accidente que le apartó, incluso, de la primera carrera del mundial en Australia.

Después de haberse podido estabilizar ya con el motor Honda, el asturiano espera que las mejoras que puedan ofrecerle los ingenieros japoneses e ingleses le permitan tener una mirada mucho más elevada que la que debe admitir ahora, que no es otra que estar el sábado en la Q3, entre los que luchan por la 'pole'.

Así, desde las mejoras que ha ido experimentado el MP4-30 desde que arrancó el mundial en Australia, Alonso espera que pronto pueda superar los objetivos realistas que se han fijado él y su equipo: entrar en la Q3 y acercarse por la parte baja a los puntos.

Alonso ha asegurado que el Gran Premio de España, que se disputa este fin de semana en el Circuito de Cataluña, será "importante" para conocer si su McLaren ha ganado en consistencia con las actualizaciones realizadas en las últimas semanas.

El asturiano ha señalado que conseguir los primeros puntos de la temporada en Montmeló queda en una "segunda prioridad", por lo que el objetivo "en casa" es dar "otro paso adelante" para mantener la línea ascendente mostrada en China y Bahrein.

"Este fin de semana es tan importante como lo fueron las carreras de China o Bahrein, no tanto por el resultado, si no para probar las actualizaciones y la consistencia del coche. Nuestra esperanza es que todo lo que traemos aquí funcione bien", ha explicado en la rueda de prensa previa al inicio del Gran Premio de España.

Alonso, que ha comparecido en la conferencia de prensa con gafas de sol debido a una inflamación ocular, ha elogiado el trabajo a fuego lento que McLaren y Honda están realizando para que su monoplaza sea competitivo en el futuro, por lo que ha subrayado que no le importa esperar.

"Están cambiando la filosofía de cómo diseñar los coches. Ahora tenemos que sacrificarnos unos meses, pero creo que tenemos el potencial para competir con las escuadras más potentes del campeonato", ha subrayado.