Embutidos Ballesteros: Julio de Assis (18), David Casas (4), Jonatan Bosa (7), Amiran Liparteliani (9), Shota Gelazonia (8) -cinco inicial- Sergio Martínez, Gonzalo Aranzana (6), Marcos Bravo (2), Alfredo González, Rodrigo Cid (6), Alejandro Barbero y Oscar Milán.

ULE Fundación CB León: L. Labarca (3), Diego Mallou (9), Michael Phillips (16), Javier Laborda (11), Matt Greenfield (15) -cinco inicial- Diego Azores (7), Pablo López (4), Adrián Roales (21), Pablo Martínez (2), Enrique Flórez (2).

Parciales cada cinco minutos:

10-11, 17-27 // 22-38, 32-48

36-56, 43-65 // 52-79, 60-90

Arbitros: Alvaro Cubero y Carlos Gallego. Sin eliminados.

Incidencias: Partido correspondiente a la décima jornada del grupo AB de Liga EBA disputado en la tarde de ayer en el Pabellón Angel Nieto antes unas 200 personas.

El Embutidos Ballesteros ofreció una pobre imágen en el partido que le enfrentó a un rival teóricamente de su mismo nivel, al que nunca fue capaz de frenar en defensa y frente al que arrojó demasiado pronto la toalla para terminar encajando una humillante derrota por 60-90. Tan solo en los primeros cinco minutos del encuentro, la contienda estuvo más o menos equilibrada aunque el CB León tomó la delantera con 7-8 en el minuto 4 y ya no dejaría de incrementar su ventaja hasta el final.

El equipo leonés alcanzó los diez puntos de ventaja coincidiendo con el final del primer cuarto con 17-27. David Barrio, técnico zamorano intentó que reaccionasen sus jugadores ordenando una defensa en zona que no sirvió para mucho ante el enorme acierto en el lanzamiento exterior del CB León con Roales y Greenfield por encima del 50% en triples.

Tres acciones expectaculares de Julio de Assis en las últimas jugadas del segundo cuarto permitieron que el marcador llegase al descanso con un 32-48 que dejaba un margen de reacción al Embutidos Ballesteros.

Se esperaba la recuperación del equipo del Virgen de la Concha, pero no fue así, y en cinco minutos el León conseguia 20 puntos de ventaja y ahí se terminó todo, porque los zamoranos renunciaron definitivamente a la defensa y el partido fue un correcalles hasta el final con minutos para los menos habituales y una ventaja visitante que no paró de crecer pese a que también el León rotó a todos sus jugadores.