El FC Barcelona sufrió este miércoles la primera derrota (1-0) de la era Luis Enrique en el que fue el tercer partido de pretemporada, celebrado en el Estadio de Ginebra, ante el Nápoles, un duelo en el que el que el conjunto azulgrana siguió con su puesta a punto aún si su artillería ofensiva y en el cual debutó sin demasiada fortuna el meta Claudio Bravo.

Con las nuevas piezas de Luis Enrique entrando en escena poco a poco, este miércoles le llegó el turno al portero chileno. Sin mucho trabajo, el ex de la Real Sociedad cumplió con nota su primer partido como culé hasta que a falta de 10 minutos para el final cometió un error a la hora de atajar un balón. Un disparo lejano de Dzemaili se le escapaba de las manos al meta del Barça y se convertía en el tanto de la victoria para los de Rafa Benítez.

Después de los amistosos ante Recreativo de Huelva y Olympique de Niza, éste último de más exigencia el pasado sábado por lo rodado de los franceses, llegaba el primer rival "Champions" y de categoría para probar la evolución del proyecto de "Lucho". De nuevo se vio a un Barça con problemas en defensa, más sin un Mathieu, baja por molestias junto a Xavi, que respondió en su debut en Niza y a pesar de la poca productividad del rival.

El conjunto italiano se esforzó en esbozar su versión aguerrida contra un rival a priori superior, y se centró en poner en problemas al Barça para generar fútbol. De hecho, los de Benítez terminaron el encuentro con dos tiros a puerta. El encuentro, en general, fue espeso y sin mucha ocasiones. Para el Barça las buenas noticias fueron los galones que asume Iniesta con mayor claridad cada día que pasa y, sobre todo, la adaptación del croata Rakitic.

El ex del Sevilla alimentó el ataque durante la primera mitad junto al de Fuentealbilla.