La Vespino, una motocicleta eternamente española, un invento nacional como el Chupa Chus, la fregona o el futbolín, tiene el reto de lograr recorrer los 8.000 kilómetros, en 15 días, que comprende la II Vuelta a España, con un total de 47 capitales, que abrirán sus puertas para que su "jinete" recorra el centro de las diferentes ciudades.

Con 20 años en sus tuercas, la motocicleta llegaba ayer a Zamora escoltada por varios amantes de las virutas, hasta la Plaza Mayor, donde allí Miguel Espinel que había recorrido los 100 kilómetros que separan Valladolid de Zamora, entregó el testigo al zamorano Javier Fernández.

Los pilotos se van relevando en cada parada, recorriendo aproximadamente 160 kilómetros cada uno, siendo elegidos a través de internet aquellos que se habían apuntado a esta particular peripecia en Vespino. Los relevistas son de zonas en las que cogen o dejan la motocicleta.

El viaje hasta la capital "ha sido sufrido, tras verse envuelta en varias averías como la rotura de la pletina del variador", relataba Espinel, que aseguraba rotundamente que aguantará todos los kilómetros.

Con el chaleco ya enfundado Javier Fernández relataba como "cuatro locos" con su misma pasión tienen el sueño de llevar la "correcaminos", como la apodan, hasta el final de la hazaña. El zamorano llevará la motocicleta hasta la frontera de Portugal en Braga.