-Si nadie se presenta el miércoles, si nadie da el paso ¿cuál va a ser su postura?

-No lo sé, no lo sé. Esto está claro. Nosotros podemos gestionar si nos dan medios, pero el socio tiene que tener en cuenta que la gente que nos sentamos ahora mismo en la junta gestora tenemos empresas muy pequeñas y no somos capaces de generar el dinero que necesita el Zamora. ¿Qué va a pasar? No lo sé. Mis compañeros y yo sabemos gestionar, entre otras cosas porque nos dedicamos a ello, pero no somos empresas de 60 trabajadores, somos de cuatro, tres, dos y uno solo... Podemos tener todas las ideas del mundo, pero lo que no tenemos es dinero, ni podemos crearlo de nuestras empresas. Entonces, prefiero esperar a que el socio me diga qué es lo que quiere que pase.

-Aunque no me lo diga, ni lo haga público, ¿sabe lo que va a hacer si no se presentara nadie? Imagino que ya se ha puesto en esa tesitura.

-Sí pero como sigo siendo tan incauto como cuando las elecciones, tampoco lo he pensado detenidamente. No lo sé, de verdad, y como soy muy creyente, Dios dirá.

-¿Tiene miedo a que pueda producirse la disolución real del club?

-Imagínate que alguien como yo que es un presidente por accidente, tenga que tomar la decisión más triste de una entidad como el Zamora. Miedo no, pánico. Puede que no sea, por otras circunstancias, la situación más difícil de mi vida, pero desde luego no la situación que deseo, eso está claro.

-¿Usted sabe cuál es la solución a esto?

-Sí, poner dinero.

-¿Ha hablado con gente que pueda poner ese dinero?

-Sí, sí lo he hecho.

-¿Y cuál es la respuesta?

-Pues es lo que nos pasa a todos, no dependemos de un solo apoyo sino de más de uno. Hay gente que ha hablado conmigo y necesita que todas las patas de la mesa estén robustas, que no le falle ninguna. El Zamora necesita dinero para llegar a final de temporada y un proyecto. Aquel que llegue tiene que hacerlo con dinero o con la forma de ajustar más los gastos y generar más ingresos, y además con un proyecto serio. No digo que tenga que llegar con un cuchillo entre los dientes pero tiene que llegar teniendo en cuenta que este club tiene que adaptarse a la situación real y económica que ahora mismo tenemos. No se puede vivir en la luna de Valencia ni pensando que se puede mantener una estructura como la que hay ahora, que estaba hecha para otra época.

-Las rencillas del pasado ¿pueden estar influyendo en esta situación?

-Quiero pensar que no. Las rencillas, poniendo al Zamora por medio, no me entran en la cabeza. Evidentemente hay grupos enfrentados y por suerte nosotros estamos en medio y no pertenecemos a ninguno de ellos, pero yo le diría a esa gente que se lo piense.

-Decía antes que no sabe qué va a hacer si nadie diera el paso pero ¿si alguien diera el paso y le quisiera en su equipo?

-Si tiene un proyecto en el que yo pueda ayudar ¿por qué no lo voy a hacer?

-¿Le está afecta en el plano de la salud esta situación?

-Sí, a mí me afectó hace tres meses. Me tuve que distanciar del club y luego volví poco a poco. Me afectó mucho lo que ocurrió con los vicepresidentes, y no estaba preparado para ello. Quizá porque intenté que las discordias dentro de la directiva se subsanaran, me afectó la impotencia de no haberlo conseguido, de no lograr que la gente que se presentó a las elecciones se mantuviera unida. Esto de ahora, puede que por mi trabajo, quizá estoy más vacunado para ello, pero aquello afectó a mi salud y me hizo retirarme un tiempo.

-¿Cuánta gente tiene que ir a la asamblea para que no sea un fracaso la convocatoria?

-Al menos tanta como a la anterior. Si van a ir ochenta para decidir el futuro de un club... Son 1549 socios y me gustaría que fueran todos y deberían ir todos, aunque no haya capacidad suficiente en el Colegio Universitario, buscaríamos otro lugar. Te haces socio porque quieres, porque lo sientes y porque te implicas en un proyecto. Además, el fútbol levanta muchas pasiones y lo llevas en el corazón. Cuanta más gente, mejor.