El piragüista David Cal, mejor medallista español, con un oro y cuatro platas, de la historia, ha asegurado que se encuentra con «muchas ganas» de afrontar el reto de lograr su sexta presea en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016, una hazaña que podría ser mero «coleccionismo» si no contase con la motivación con la que recibe este nuevo objetivo. «Si no tienes medallas olímpicas, tu ilusión es conseguirlas. Si tienes cuatro, como tenía yo antes de Londres, no había otro español con cinco, así que tenías otra motivación extra. Seis ya era coleccionismo; había que buscar algo que nos ayudase en el día a día a tirar para adelante. Cuatro años se hacen larguísimos y si no tienes claros los objetivos que pretendes, puede salir mal», declaró el palista gallego en una entrevista concedida a Europa Press.

Cal, medallista de plata en la final de C-1.000 en Londres, reconoce que la decisión de estar en la cita brasileña fue dura y consensuada con su entrenador, Jesús 'Suso' Morlán. «Era una conversación que teníamos pendientes Suso y yo. En principio, vamos a ir tirando, poco a poco. Tengo ganas de continuar hasta Río de Janeiro. Son cuatro años y se hace muy duro todo», indicó.

«Tengo muchas ganas de continuar, pero hay muchas cosas a nuestro alrededor que tienen que mantenerse para continuar hasta Río de Janeiro. Si continúo es para hacerlo bien e intentar conseguir la medalla. Para quedar cuarto o quinto porque no has podido prepararlo bien, no me meto cuatro años de palizas todos los días. Si quedo cuarto o quinto solo queda felicitar a los rivales, pero si lo hago por cosas externas a mí se complica la cosa», añadió. Sin embargo, el cangués restó importancia a la repercusión que ha tenido el hecho de haberse convertido en el mejor olímpico español de la historia.

David Cal aseguró que los futuros piragüistas van a «tener un problema» si se siguen recortando las partidas económicas a las bases, y que por ello habría que buscar «una fórmula» que les garantice poder entrenar «en condiciones».

«Vamos a tener un problema, porque con estos recortes la gente más perjudicada va a ser la que viene de abajo, los juniors, los sub-23. Habría que buscar una fórmula, como la Ley de mecenazgo, que ayudara a los deportistas. No vamos a pedir mucho porque la situación en la que estamos no es demasiado buena. Sería interesante que se hiciera algo para mejorar eso», declaró Cal a Europa Press.

Para el de Cangas, están atravesando «un momento malo, de recortes, en el deporte también, y las federaciones lo están pasando muy mal. Una de las preocupaciones que teníamos nosotros para Río era si nos iban a respetar para poder entrenar y continuar el ciclo. Si no teníamos la seguridad de poder entrenar y salir al extranjero, cosas básicas, no teníamos pensado continuar», añadió.

El quíntuple medallista olímpico asegura que su única aspiración es que le ayuden con los gastos básicos. «Tampoco sé cuánto vamos a necesitar, no pido nada excesivo. Durante casi todo el año vivo en Pontevedra, en mi casa, son gastos que se quitan», confesó. «El Centro Galego de Tecnificación Deportiva es mi segunda casa, entré con 14 años. En la última parte de la temporada, en la que siempre nos concentrábamos en algún sitio para preparar Mundiales o Olimpiadas, la Federación debería correr con los gastos. Pido cosas básicas, no pido ir a entrenar a Río de Janeiro y estar en un hotel de cinco estrellas», recalcó.

El pontevedrés valoró también la ratificación del zamorano Juan José Román Mangas al frente de la Real Federación Española de Piragüismo (RFEP), una continuidad que espera que se traduzca en el mantenimiento del apoyo a los deportistas. «Con Juanjo no hablé todavía. Espero que nos apoye, tampoco pedimos nada especial, solo que nos deje entrenar y que nos ponga los medios. Su labor tiene que ser la de apoyar a los deportistas y facilitar que puedan entrenar en condiciones», expresó.

Además, con la decisión de acudir a Río todavía reciente, no quiere ni pensar en estar en los siguientes Juegos Olímpicos en 2020, en los que tendría 37 años. «Si ya me está costando la decisión de Río 2016, imagínate la de Madrid 2020».