Los reyes de Pekín fueron el estadounidense Michael Phelps y el jamaicano Usain Bolt. El nadador se convirtió en supermedallista y el jamaicano en el indiscutible rey de la velocidad. Natación y atletismo copan siempre los mayores títulos entre los participantes olímpicos. En Londres se va a dar la circunstancia de que el rey va a ser reina. La china Ye Shiwen, que nada a velocidades tan supersónicas que es capaz de mejorar tiempos de los hombres.

Las mujeres comenzaron a cambiar el sentimiento machista de los Juegos cuando aparecieron gimnastas como Olga Korbut y Nadia Comaneci. Conceder el diez de puntuación, la máxima a las casi niñas de la gimnasia fue auténtica revolución. El reinado femenino de los Juegos solía concederse a una campeona, pero tanto por su marca como por su figura. Se puntuaban ambas circunstancias y de ahí que la última reina fuera la checa Vera Caslavska, que en los Juegos de México-68 se casó en la villa olímpica con un atleta compatriota. A las españolas únicamente se les ha concedido majestad en la ocasión en que la nadadora canaria Rita Pulido deslumbró por la belleza de su rostro más que por la marca obtenida en la piscina, que no fue precisamente para tirar cohetes. Fue en Tokio, en 1964.

Al igual que en la gimnasia, en natación también han cambiado los cuerpos. Consecuencia de las edades más precoces, en Múnich, en 1972, deslumbró la australiana Shane Gould, una niña que acudía a la piscina con su mascota bajo el brazo. Era un muñequito de koala, animal tan característico de su país como el canguro, con la particularidad de que aquél es una especie de conejito acariciable.

Ye Shiwen ha puesto en pie de guerra a los dirigentes de la natación estadounidense porque están interpretando que detrás de las nadadoras chinas está el espíritu de la extinta República Democrática Alemania.

La especulación ha surgido a consecuencia de los dos medallas de oro ganadas por Ye. En 400 metros estilos batió el récord mundial y en 200, mejoró el olímpico. La gran discusión se planteó cuando se constató que los últimos cincuenta metros los cubrió en 28,93 mientras que el campeón estadounidense, Ryan Lochte, los hizo en 29,10.

Los problemas entre Estados Unidos y China probablemente tengan que ver con los resultados generales. Al cierre del miércoles noche, China había ganado 30 medallas, de las que 17 eran de oro. Estados Unidos sumaba 29, pero de oro sólo 12. Notable diferencia a favor de los chinos.

El reinado de Phelps está fundamentado en la conquista de diecinueve medallas, con lo que ha superado las dieciséis que contabilizó la soviética Latynina. El de Bolt se aguarda que se agrande con los triunfos individuales en 100 y 200, además de los relevos. Ambos deportistas pasarán a la historia como ejemplos más que extraordinarios entre los competidores olímpicos.