Antonio Mezquita regresó ayer para siempre a su Montamarta donde había nacido hace 75 años, donde comenzó a amar el mundo del fútbol y a donde, siempre que podía, volvía para encontrarse con sus familiares y amigos que ayer le dieron la despedida definitiva en la iglesia parroquial de su pueblo. Este zamorano de la diáspora fue ojeador, entrenador y responsable del entorno social de la cantera blanca durante 17 temporadas, un tiempo que compartió con su profesión de empleado de banca en Banesto. De su trabajo le venía la gran amistad que mantuvo hasta su muerte acaecida en Madrid el pasado domingo con el presidente de honor del Zamora CF, Luis Maillo García, con quien había charlado por teléfono hace escasos días: «Siempre que le pedíamos algún favor para el club nos lo concedía. Recuerdo el partido que intentamos organizar a beneficio del Proyecto Hombre, todavía en el campo de La Vaguada, para el que se comprometió a traer a sus «niños» del Castilla, aunque finalmente no se pudo celebrar por diversas causas. Siempre estaba preocupado por el Zamora CF e incluso, cuando jugamos el play off contra ellos, nos facilitó a mitad de precio el hotel donde se alojaba el primer equipo».

De su mano llegó al club merengue el zamorano Miguel Angel, y son varios los exjugadores rojiblancos que estuvieron a sus órdenes en las categorías inferiores del Madrid, como Gerardo Berodia, con el que mantenía una buena amistad; y ya de entre los que llegaron al primer equipo: Pavón, Miguel Torres, Granero y, sobre todo, Iker Casillas que acudió a dar el pésame a su viuda al tanatorio el mismo domingo. Recuerdan sus amistades que, cuando Casillas debutó en Champions con el Real Madrid, Mezquita fue el encargado de localizarle para comunicarle que estaba convocado. Su amistad venía de lejos porque «Mezqui» -como le llamaban sus pupilos- fue el primer entrenador federado que tuvo el portero del Real Madrid.

Otra de las personalidades del club merengue que quiso darle el adiós definitivo a Mezquita fue Vicente del Bosque con el que trabajó en el equipo técnico de las categorías inferiores, donde también coincidiría con Luis Molowny, Grosso, Grande o Amancio.

Desde hace unos once años, tras su jubilación, el entrenador zamorano mantuvo su vinculación con la cantera futbolística descubriendo y formando nuevos talentos en la EDM San Blas que le envió una corona de flores junto a las del Real Madrid y de «exfutbolistas» del club blanco. «El mes pasado hablamos por teléfono por última vez -declaró Luis Maíllo-, la verdad es que no se aprovechan las cosas buenas que tenemos en Zamora», no dudó en afirmar el veterano dirigente futbolístico que no pudo asistir al acto del sepelio en el que no estuvo ningún representante de la «Casa blanca».